Mientras Photobucket decide hoy mismo restringir de nuevo su uso gratuito (aunque sea con una enorme marca de agua) a sus millones de usuarios, cosa que debo asumir pues nadie da nada gratis en la red (salvo unos pocos locos que bloguean sin sentido...), me tengo que buscar la vida para subir las imágenes a este mi bloc.
Misteriosamente, y aunque sigue sin estar vigente la función de subir imágenes de una aplicación de pago que en su día adquirí, si lo hago a través del navegador del celular parece que ya sí se puede hacer (hace un par de años no era así, motivo por el que tuve que comprar la app). Esto es una batalla constante, pero poco a poco voy teniendo pírricas victorias.
Y es que no quería hacer esta entrada sin una retratadura que la adornara un poco:
Primas lejanas. |
La Cagiva Raptor 650 con motor de origen Suzuki se me escapa irremisiblemente a manos de Antoñito, empalmando curva tras curva, enlazando los giros, sin darme tiempo casi a respirar, en una batalla cruenta y atroz, en la que tengo que pelearme con mi Monster 900 para controlar su par a medio régimen saliendo de curvas de segunda y tercera velocidad (atención: peligro!!!). Un par de derrapes entre umbrías y húmedos parches, una levantada de rueda en un piff-paff en subida con amago de shimmy, y los escalofríos recorren mi espalda. Intengo aprovechar las pequeñas rectas que aparecen para recuperar algunos metros, pero ni así. Antoñito tiene manos, y la nobleza de la Cagiva le acompaña, hacen buena pareja, y pienso "menos mal que no es la mil...".
Él tenía el proyecto de hacer la N2 portuguesa, una carretera que recorre el país luso de arriba abajo, o de abajo arriba, como ustedes quieran, y aprovecha estos días de vacaciones para ello. Decidí acompañarle el primer día, y vaya si me alegro de haberlo hecho.
Desde Huelva hasta Faro por carretera que va paralela a la costa, en Portugal la llamada N-125, una tediosa vía con mucho tráfico, rotondas, atravesando pequeñas localidades, con largos espacios con prohibición de adelantar. Pero al llegar a Faro ya encaramos la N2 dirección Norte. Enseguida paramos en Sao Bras de Aportel a tomar un cafelito. O un café. Más bien CAFÉ, con mayúsculas, pues es lo que nos espera los siguientes 41 km, hasta Almodóvar, que es donde yo tenía pensado separarme y tirar hacia España de vuelta.
Menudos 41 km, que se los voy a describir: curva-curva-curva-curva-curva-rectita-paella-curvone-garrote-horquilla-curva-curva-curva-giro-arriba-giro-abajo-curva-contracurva-recontracurva-curvita-curvón-rectita-apurada de frenada-garrote-curva. Y vuelta a empezar. Repítase. Cojan aire. Agárrense al manillar. En la frenada aprieten las rodillas contra el depósito. Sienta la fuerza de la gravedad, la energía cinética, la fuerza centrípeta y la centrífuga. Y a veces, si saben, recen.
Eso quedará para el recuerdo.
Paramos en la primera rotonda al llegar a Almodóvar y nos despedimos con una gran sonrisa en la cara mientras le deseo suerte en su viaje que es ahora cuando verdaderamente comienza.
¡¡¡Madre mía, menuda carretera!!!
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