Acerca del autor
Alfred Bester, nacido en Nueva York (EE. UU.) el 18 de diciembre de 1913 y fallecido en Pensilvania en 1987, fue periodista y escritor de ciencia ficción.
Aunque publicó su primer relato en 1939, su salto a la fama vino a comienzos de los cincuenta, después de una etapa en la que trabajó como escritor de guiones para radio y televisión. Sus relatos, y sobre todo su premio Hugo de 1953 (el primer premio Hugo que se otorgaba) por El hombre demolido le encumbraron a la fama, fama que aún aumentó con su siguiente novela: Las estrellas, mi destino (también conocida como ¡Tigre, tigre!) considerada uno de los hitos de la ciencia ficción. Sin embargo, Bester, autor no muy prolífico, abandonó el campo para dedicarse a escribir artículos para la revista Holiday (de la que llegó a ser redactor jefe).
Su vuelta a la ciencia-ficción en la década de los 70 no resultó como esperaba, y las novelas escritas por entonces no resultaron exitosas. Es por ello su fama de autor «cometa». Desalentado, volvió a abandonar el género. En 1987, moría sin haberse enterado de que acababa de recibir el galardón de Gran Maestro por su corta pero intensa carrera. Dejó, además de sus dos sobresalientes novelas, una pequeña pero exquisita colección de cuentos.
Los dos grandes temas (casi obsesivos) de Bester son los viajes en el tiempo y la posesión de poderes paranormales. Casi todos los relatos y novelas recogen alguno de los dos temas. Las dos principales novelas, El hombre demolido y Las estrellas, mi destino, tratan de poderes paranormales. Asimismo, son consideradas pioneras del movimiento cyberpunk en cuanto a su estilo, por muchos críticos.
El libro está ambientado en el siglo XXIV. Los viajes espaciales se han convertido en algo corriente y existen colonias humanas en Marte, Venus y los satélites principales de los planetas exteriores. La telepatía es una de sus temáticas centrales, y en el universo de ficción es normal que los personajes puedan comunicarse de esa manera, aunque algunos lo logren con mayor efectividad que otros. La novela utiliza asimismo jeroglíficos y contiene elementos premonitorios del cyberpunk.
Junto con la anteriormente reseñada ¡Tigre! ¡Tigre!, forma una pareja de estupendas lecturas. Llena de buenos diálogos, toques de humor, escenas de acción, y situaciones que sin duda rememoraremos con las obras escritas muchos años más tarde por Heinlein y Philip K. Dick, profundiza en la telepatía, la percepción de la realidad, la intriga y, por supuesto, el amor.
Absolutamente recomendable y de inexcusable lectura.
Siempre.
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