Imagen de estudio abolutamente irreal |
Y es además es blanco el que yo he probado en un viaje de trescientos kilómetros con autopista, autovía, circunvalación, carretera nacional, local, callejeo por pueblos con cuestas, y aparcamiento en cuatro sitios diferentes. Una prueba completa de la que he extraído algunas conclusiones que pueden o no ser de interés.
En primer lugar hay que mencionar que he llegado totalmente descansado al final del viaje, lo que es algo importante e interesante. El vehículo transmite calma, lo que está muy bien, dada su nula capacidad para transmitir cualquier otro tipo de sensación o emoción. Es un vehículo totalmente plano, insulso en su concepto.
Puede ser práctico (cosa que depende de las necesidades de cada uno), económico, respetuoso con el medio ambiente, de una estética moderna, fiable, seguro... pero usted jamás se enamorará de un Auris, así de sencillo. No llega al corazón, aunque tampoco lo pretende. Esto no es un deportivo, ni un coche prestacional, sino un objeto con el fin de servir, de genuflexarse ante su dueño cada vez que lo arranque, un esclavo para el día a día.
Interior correcto, sin alardes, aunque con cosas incomprensibles |
Hay cosas curiosas del Auris. Por ejemplo, si Toyota ofrece trece colores, ¿por qué sólo lo vemos en blanco por las calles?
¿Por qué tiene un reloj digital a la derecha de la moderna pantalla TFT de 7", con dos botoncitos para ponerlo en hora, como si fuera un coche de los años ochenta?
¿Por qué tiene la palanquita para gobernar el control de crucero en una posición tan antinatural que te hace desplazar la mano derecha el volante cada vez que lo tienes que accionar?
Y hay muchas más pequeñas cositas que chirrían. Bueno, yo lo achaco a que es japonés, y los orientales tienen su particular forma de hacer las cosas. Por ejemplo, este coche sería originalmente diseñado para ser conducido por el lado incorrecto de la carretera, y al adaptarlo a Occidente, se pierden algunas cosas, la ergonomía se resiente, aparecen situaciones que no cuadran.
Este frigorífico motorizado que yo probé es la versión Active, con motor de 1364 cc y 90 cv, cambio manual de seis velocidades, que usa de esa cosa con la que funcionan las calderas de calefacción. Me llamó la atención sobre todo una cosa: no vibra. Ni siquiera en frío. Bueno, al ser un motor más o menos pequeñín, eso no es difícil de conseguir, pero hay que mencionarlo, porque siendo un diésel es agradable que tal caracterización no se note, en la medida de lo posible. Vibraciones, ruidos... son achaques comunes a este tipo de motores, que en el Auris no se encuentran. Y da lugar a situaciones como que haya hecho 60 km por autopista en quinta velocidad a 130 por hora sin darme cuenta de que aún tenía una marcha más para relajar las revoluciones. Increíble. Tal es el grado de suavidad.
En carretera su comportamiento es correcto: la dirección es precisa, la suspensión es cómoda pero no permite mucho balanceo de la carrocería, los frenos cumplen sobradamente, y el consumo medio de nuestro viaje por todo tipo de vías fue de 5'3 litros a los 100 km. Los sillones recogen bien la espalda y son cómodos, al menos el del conductor.
Hay detalles que no acaban de cuadrar, como lo ya mencionado de tener que apartar la vista para ver la hora, o que al meter quinta a uno le falte longitud de brazo, o que hay que pasar un proceso de aprendizaje especial para activar el crucero, o tener que estar atento al cuentarrevoluciones para cambiar de velocidad porque ni el ruido ni las vibraciones te van a avisar.
El coche corre lo que tiene que correr, su motor es muy lineal y carece de tirón, o golpe de par que sí pueden tener los tdi de VW, por ejemplo. Es cierto que a un 1'4 litros tampoco se le pueden pedir muchas alegrías... pero aunque se declaran 90 cv, está claro que la cifra de par motor de sólo 200 Nm no acompaña mucho, y se notará más cuanto más cargado esté. De todos modos, sirve para desenvolverse con cierta soltura en el tráfico español.
El motor de cuatro cilindros tiene un diámetro por carrera curioso de 73x81'5, algo difícil de asimilar para mí, que vengo del mundo de la moto, en el que hay motores que llegan a duplicar el diámetro sobre la carrera. En cambio, este Toyota tiene una carrera tan larga que me resulta difícil comprender lo alegre que es capaz de girar y mantener entre 3000 y 4000 rpm sin esfuerzo ni vibraciones. Bravo!
El maletero es el que se espera de una caja de zapato alargada con ruedas como es este aparato. El del Auris normal debe ser tan escaso como el espacio de una caja de galletas.
La estética, y este es un modelo que lleva ya algún tiempo en el mercado, está aguantando bien el paso del tiempo. Es moderno, pertenece a la nueva corriente de diseños angulosos y afilados que vienen de Japón, que gusta mucho a la clientela joven. Contra todo pronóstico, aún no ha pasado de moda, pero la experiencia me dice que lo hará... Es lo que tienen los diseños radicales, y es que el mundo del automóvil es muy conservador en este aspecto, por lo que desde aquí tengo que felicitar a Toyota, Lexus, Honda y Nissan, su atrevimiento y audacia.
En definitiva, un coche que le compraría a mi limitador de velocidad, sin duda, pero que nunca lo haría para mí. Me gusta conducir, no meramente ser transportado como un tabal de melocotones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.