domingo, 24 de julio de 2016

El pollo

Y pesaba ya dos kilos. 

En un año, sólo un año, una carretera puede sufrir un deterioro atroz. 
Este está siendo un verano diferente para mí. Hasta hoy, 24 de julio, no he tenido ocasión de lanzarme a recorrer mis tramos de asfalto favoritos, bien sea en coche o en moto. Como la mañana estaba agradable, ¿qué mejor ocasión para destechar la flecha de plata? Veinticinco grados Celsius y buena visibilidad, perfectas condiciones. 
De San Bartolomé de la Torre hasta Alosno, recorrido precioso con sube-baja y curvas enlazadas de velocidad media, el firme está en mal estado. Más preocupado por esquivar los rotos que en buscar la trazada ideal, aún así disfruto de los 12 km sin encontrarme un solo coche. Bien. La mañana la tenía planteada como una ruta de ida y vuelta hasta la cuna del fandango, tras desayunar allí, pero resultó que la venta estaba cerrada. ¡Maldición!
Me veo obligado a seguir hasta Tharsis. Acierto total, ya que el suelo en este breve tramo está absolutamente perfecto. Sigo teniendo suerte con el tráfico. 
Veintiséis grados ya, sigo a cielo abierto, ventanillas bajadas, cambio manual, embriagándome con el sonido y los olores, y sintiendo el viento que me rodea. Muy placenteramente, al llegar al pueblo minero giro en dirección Villanueva de las Cruces, carretera inmejorable, ancha, con alguna recta larga que despacho en breves segundos merced a la caballería que aguarda bajo el largo capó para desatarse a mi más mínimo requerimiento. La peligrosa bajada del puerto de Sotiel Coronada la hago tras un enorme camión cisterna. Bueno, no hay mal que por bien no venga, nunca está de más refrenar los ánimos.
A continuación, tiro por la carretera que une Sotiel con los Pinos de Valverde, muy revirada y de escasa visibilidad, con poco espacio para errores, y con un primer tramo de un par de km en obras que, hoy domingo, están paradas, pero dejan el suelo sucio y resbaladizo. 
Finalmente llego a la N-435 y paro a desayunar (que ya es hora) en la venta Baquero, regentada por un señor que debe rondar los 80, ayudado por un mozo alto y muy delgado pero claramente afectado por dolores abdominales.
Café decente con tostada de aceite, tomate y un jamón mediocre (acostumbrado a lo que suelo tomar en mis salidas) sentado tranquilo en la terraza exterior. Junto a mí, un heterogéneo grupo de nativos de los aledaños: un vendedor de la ONCE, que no hace sino sorber unos mocos cada treinta o cuarenta segundos, como un tic (bastante desgradable); un par de vejetes con su boina y todo, y otro señor mayor que desentonaba muchísimo por su indumentaria: mocasines cuidados, una camisa de manga corta color caqui, peinado impecablemente en su gris y frondosa cabellera, y gafas de sol Ray-Ban de aviador marrones. Todo un dandi en término de Valverde. Asombrado me quedé. Impactado. El único, por cierto, que no abrió la boca en todo el rato que estuve allí. Se limitaba a observar, igual que yo.
Hablaban de cosas propias de la época, ya saben, la calor, el polvo, el Gobierno... Se hace el silencio durante un par de minutos, que parecieron más bien un par de decenas de minutos en una situación como aquélla. Y de repente va uno y suelta "se me ha muerto un pollo". "Vaya por Dios", contesta uno de la boina. "Y pesaba ya dos kilos". Y sigue: "en fin, tengo que hablar con el del pienso, que me mande un par de sacos". Y esos apuntes dieron pie a una conversación poco ilustrativa sobre calidades y precios de los piensos para pollos.

Me llamó la atención, no obstante, la pena con que dijo aquello de "se me ha muerto un pollo". No sé si es que le tenía un cariño especial (¿tendría nombre el pollo?), o simplemente es que se le ha fastidiado una venta en su mejor momento... Sí, sí, no me miren mal, es que esta gente de los pueblos son muy suyos, y los de Valverde del Camino más. 


A partir de ahí ya fui con techo cerrado y acondicionador de aire fresco activado, como sugerían los 31ºC. El verano sureño puede ser atroz si uno no está atento. La vuelta sin incidencias, tranquilo, amenizada por los siempre recomendables Foo Fighters. 
Ahora tengo una semana de vacaciones y aprovecho para escaparme con el limitador. Si ha lugar y la situación lo requiere, puede que dejé por aquí alguna review.
Besos y deseos de libertad para todos.

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