Otros, en cambio, quedan en el olvido, pasan sin pena ni gloria.
Esto último me ha ocurrido con "El umbral de la eternidad", de Ken Follet. Tercera parte de la trilogía "The century". Como los dos libros que le precedieron, pasa sobradamente de las mil páginas. No pasa nada, y no me amilana un libraco de estos cuando lo tengo entre mis manos, sobre todo si resulta interesante y ameno. Pero no es el caso de el umbral.
Me ha gustado bastante la crítica, la denostación, el repudio al sistema comunista. En fin, lo obvio que muchos no quieren ver, quizá demasiados en estos tiempos. Pero no es esta entrada la adecuada para tratar tan manida cuestión.
Lo que interesa es que, a pesar de las 1120 páginas, el libro me ha dejado con una sensación ligera. Es posible que la palabra estafa me haya pasado por la cabeza en algún momento llegando al final. No es de esos que, tras haber ocupado algunas semanas la mesita auxiliar que tengo al efecto en el salón, un buen día le busco sitio en la biblioteca y me deja con un sentimiento de vacío, de pérdida.
Y eso que he detectado un poco más de elaboración en la prosa, sobre todo en el primer tercio del volumen. Bah, un espejismo.
Ken Follet, o "cómo vivir de los réditos de la construcción de una catedral".
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