"Pórtico". de Frederik Pohl, es la última novela de ciencia ficción que he acabado de leer. Y es, en puridad, auténtica ciencia ficción en el más puro sentido del género.
A pesar de que muchos críticos aducen una falta de calidad literaria en el significado cualitativo del término, a mí no me lo ha parecido especialmente, o al menos, no menos o pero que otros libros de reputado prestigio y/o éxito comercial, aunque eso en realidad signifique bien poco.
La trama consiste en las experiencias de un minero que decide enrolarse como prospector, una especie de viajero/descubridor que utiliza unas naves de tecnología alienígena (de una especie desaparecida hace medio millón de años al menos) de la que no se sabe mucho, que son capaces de viajar distancias de años luz en pocos días... con la duda de lo que uno encontrará al llegar, o si de siquiera llegará. Al mismo tiempo, se intercalan episodios de charlas en la consulta de un siquiatra robótico que trata de ahondar en los problemas de infancia, sexuales y de culpa que arrastra nuestro querido protagonista.
Ambas líneas narrativas, que se sitúan en momentos diferentes, acaban convergiendo en un final en el cual lo comprendemos todo. Todo lo que tenemos que comprender para que esta maravillosa novela me haya gustado tanto, tantísimo.
Una vez más, volvemos a viajes espaciales, lo desconocido, ambientes sofocantes y claustrofóbicos, tratamiento de problemas como sobrepoblación o falta de recursos naturales, tecnología del futuro, y singularidades del espacio-tiempo en forma de agujeros negros. Fantástica combinación a mi parecer.
Un imprescindible en el casillero de lecturas obligadas para los aficionados al sci-fi, por méritos propios, no lo duden.
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