martes, 4 de noviembre de 2014

La Meca

Una visita a la Meca del Viento bien merece la pena. Casi siempre.
En esta última ocasión llenamos la S-Max con nueve cometas, seis tablas, neoprenos e impedimenta de cuatro individuos, y los susodichos cuatro individuos.

Uyyy


Un día lleno de aventuras y accidentes causados por probar material usado en no perfectas condiciones. De todo se aprende, siempre. Siempre.
Ni me acaban de gustar las Slingshot Rally, y cada vez menos el material de vuelo de Liquid Force. Curioso, con lo cojonudas que son algunas de sus tablas, supongo que por el legado de años de experiencia en el mundo del wake.
Al final sacamos una buena navegada en condiciones fuertes típicamente tarifeñas: viento de 30 nudos bastante racheado, que se fue asurando y poniendo más humano a partir de mediodía. Acabé bastante destrozado después de nadar durante 45 minutos arrastrando un gurruño de trapo imposible de relanzar por culpa de una barra que no funciona como debiera. Descansé un rato, monté mi nueve metros y me pegué una hora y media más disfrutando, esta vez sí, del Levante famoso.
Mi carita en el viaje de vuelta lo dice todo.

El sol se pone por detrás de un tímido bosque de eucaliptos y molinos productores de energía eléctrica.
Espero poder repetir pronto, junto a mis mejores colegas.

Amén.