Lo siento, de veras. No puedo expresar con palabras, me encuentro un poco bloqueado.
Ayer fue un día maravilloso, salvo por mi contracción lumbar que me está matando...
Fui con Manu y unos amigos a Faro, y estuvimos navegando en la Ría de Formosa con un palmo de agua, y en el mar, con una olas no muy grandes pero perfectamente formadas y simpáticas con un viento ligeramente off-shore, como en esos videos que uno ve en youtube de los pros. cuatro horas de kite en un entorno salvaje en el que la mano del hombre no ha llegado apenas.
Hoy, domingo por la mañana, me encuentro un poco más repuesto después del esfuerzo de ayer. Reposo y Espidifen tres veces al día me están ayudando. La edad me está dando avisos, y sé que tengo que escuchar a mi cuerpo. Pero es que es tan difícil resistirse a veces...
Reviso mis blogs y canales de youtube favoritos, leo la prensa, el caralibro... y me pregunto qué sería hoy por hoy ante un apagón informático global, que ocurriría, como acabaría la sociedad verdaderamente ante una desaparición de la red, de la electricidad, de todo aquello a lo que llevamos adaptándonos, ajustándonos durante dos siglos. La energía, la tecnología, todo lo que nos ha llevado a vivir como vivimos. La serie de televisión "rEvolution" es recomendable por ese motivo, y prácticamente por ningún otro, porque el guión deja que desear, pero uno puede hacerse una idea del trance post-apocalíptico que nos tocaría vivir. TERRIBLE.
Volviendo al presente, mientras escucho el álbum, magnífico, de esa banda incomprendida y poco valorada, pues su música puede ser muy oscura a veces, pero brillante siempre, ese trabajo denomiado "Lateralus" de Tool, una obra de arte, algo que he escuchado ciento de veces sin cansarme:
Mientras disfruto de ello, escribo estas líneas, me replanteo objetivos, estudio un poco de pensamiento filosófico del siglo XVIII, leo la última chorrada del blogger del día... y recuerdo aquello que durante tanto tiempo rigió mi destino que, realmente, casi acabó conmigo:
Sí, ya sé que mi tiempo de morir joven pasó, como bien pueden ustedes leer al principio, arriba del todo de la portada del bloc. Pero la idea, ese leit motiv, está grabado a fuego en algún lugar por el interior de mi ya calva cabecita. Y no se puede borrar por más que lo intente.
Ahora, para cambiar de tercio, un retrato de grupo de los amigos que compartimos navegada en Faro:
Por supuesto, sigo pensando al mismo tiempo en muchas otras cosas. La cabeza me bulle, a punto de eclosionar supongo, en un brainstorming acerca de conceptos, ideas, proyectos, recapacitaciones, análisis de lo pasado y de lo futuro (si es que se puede analizar el futuro). Y de pronto me encuentro con esta maravilla, y no puedo, no encuentro palabras para expresar el significado para mí de un objeto como éste:
Quizá muchos me acusen de materialista. Se equivocan de raíz, o sea, radicalmente. En serio, la influencia de esa imagen va más allá del deseo de posesión, siquiera de la mera admiración por el constructor. Es algo que bastante más allá. Es el pensamiento primigenio de lo que significa para mi una motocicleta, o, en verdad, la motocicleta como concepto. Un modelo mítico, desnudado, prostituido, mejorado o empeorado según se mire, sumadas ciertas ideas, una corriente estética, el arte en suma. Pero aún así no puedo, de verdad, transmitir lo profundo, porque lo es verdaderamente. Es como tratar de explicarle a alquien que nunca ha montado en moto lo que se siente al montar en moto. Es como tratar de describir un salto en paracaídas.
Y es que, a veces, tengo la sensación de que me tiro a menudo por esa escotilla del bimotor desde cinco mil metros de altura. ¿Demasiadas veces? Eso nunca!!