Me tocó la lotería, y lo he dicho muchas veces en la intimidad. No me importa, sin embargo, proclamarlo a los cuatro vientos:
Gran suerte la mía de tener un limitador que tenga una magnífica mano en la cocina, lo que me ha proporcionado no pocos momentos de gloria culinaria.
Alguna que otra vez he colgado platos magníficos que salen de su imaginación y buen hacer, normalmente usando ingredientes de la tierra, esta tierra sureña nuestra que, como todas, nos ofrece recursos fantásticos.
Hoy le ha tocado a esas setas de temporadas exclusivas de nuestra provincia, los gurumelos. Con este gracioso nombre, difícil de olvidar, se designa un manjar realmente exquisito, gracias al cual la sierra se llena de buscadores incansables que guardan con celo en la memoria, de una temporada para la siguiente, los sitios "secretos" donde año tras año encuentras sus codiciados tesoros.
Unos trigueros, una sencilla yema de huevo y ya está, he aquí este sencillo plato, perfecto para un final del día tan sabroso como satisfactorio.
Gracias, compañera, gracias.