miércoles, 30 de noviembre de 2011
martes, 29 de noviembre de 2011
lunes, 28 de noviembre de 2011
watch talk: Zinex Trimix
Relojes para submarinistas, hechos por submarinistas. Eso es lo que vende y ofrece, o más bien ofrecía, ZINEX.
Este fabricante norteamericano, a pesar de llevar pocos años en la escena "indie" relojera internacional, enseguida se hizo un hueco entre los seguidores de relojes verdaderamente robustos, con acabados de extrema calidad, y prestaciones sublimes.
Un buen día, aparecieron ciertos problemas sobre el registro de la marca, y tuvo que cambiar el nombre a Zixen. Ya no será igual, porque la fama la crió Zinex, pero siguen vendiendo magníficos relores si te gustan los divers, con estética retro y cualidades casi inmejorables.
Les presento, tras este breve e insustancial prólogo, mi Zinex Trimix, un sumergible de 2000 metros, ahí es nada, en edición limitada a 300 unidades:
Sus 46 mm de diámetro del bisel no son moco de pavo, y la altura de prácticamente 17 mm no lo hacen apto para vestir con manga larga ni para muñecas endebles.
Su cristal es un zafiro con leve abombado y con tratamiento antirreflejos de 5'5 mm de espesor.
A pesar del tocho impresionante que es, no se hace verdaderamente incómodo, gracias a una caja no larga en exceso y a la forma curvada de la misma -solución que vimos hace poco en el Vostok Amphibia 1967. En esta placa positivada del perfil de la pieza se puede apreciar lo que digo:
Tomen nota del tamaño del bisel giratorio en 120 clicks, y la leve inclinación o biselado de la zona superior, en la que los índices llevan una capa de Superluminova C3.
Sus agujas son las típicas "plongueur" con la minutera de color naranja. La minutera naranja en los relojes submarinos tienen una explicación: es la aguja que importa bajo el agua, la que se tiene que ver mejor, porque nos señala, en conjunción con el bisel giratorio, el tiempo de inmersión.
En el pictograma anterior se aprecian otros detalles, como la enorme corona de 8 mm de diámetro firmada con la inicial de la marca, o los pasadores roscados para sujetar la correa.
El fondo roscado está bastante trabajado, lo que siempre es un plus:
El reloc viene acompañado de una caja tipo Pelikan con gomaespuma protectora, y su dotación incluye, además de la correa milanesa de las fotografías, una correa de silicona negra con pespuntes naranjas, dos destornilladores para cambio y ajuste de las correas, y tarjetas de garantía e instrucciones y datos de construcción.
Señalar que el Trimix se concibió originalmente como un GMT, pero decidieron poner en la calle una edición limitada sin esa función, lo que le da una apariencia más limpia y austera, más bella, y al tiempo más fiable. En su interior late, bien protegido como podemos ver, un calibre ETAsa 2824-2 muy bien ajustado.
Para acabar la breve reviú, les dejo una vista nocturna para que aprecien el trabajo de sus creadores, verdaderos amantes del mar y de los relojs:
Este fabricante norteamericano, a pesar de llevar pocos años en la escena "indie" relojera internacional, enseguida se hizo un hueco entre los seguidores de relojes verdaderamente robustos, con acabados de extrema calidad, y prestaciones sublimes.
Un buen día, aparecieron ciertos problemas sobre el registro de la marca, y tuvo que cambiar el nombre a Zixen. Ya no será igual, porque la fama la crió Zinex, pero siguen vendiendo magníficos relores si te gustan los divers, con estética retro y cualidades casi inmejorables.
Les presento, tras este breve e insustancial prólogo, mi Zinex Trimix, un sumergible de 2000 metros, ahí es nada, en edición limitada a 300 unidades:
Tamaño XL y brutal aplicación de AR que otorga el color azulado del cristal. |
Su cristal es un zafiro con leve abombado y con tratamiento antirreflejos de 5'5 mm de espesor.
La milanesa le da el toque retrovintage necesario. |
Tomen nota del tamaño del bisel giratorio en 120 clicks, y la leve inclinación o biselado de la zona superior, en la que los índices llevan una capa de Superluminova C3.
Sus agujas son las típicas "plongueur" con la minutera de color naranja. La minutera naranja en los relojes submarinos tienen una explicación: es la aguja que importa bajo el agua, la que se tiene que ver mejor, porque nos señala, en conjunción con el bisel giratorio, el tiempo de inmersión.
En el pictograma anterior se aprecian otros detalles, como la enorme corona de 8 mm de diámetro firmada con la inicial de la marca, o los pasadores roscados para sujetar la correa.
El fondo roscado está bastante trabajado, lo que siempre es un plus:
El reloc viene acompañado de una caja tipo Pelikan con gomaespuma protectora, y su dotación incluye, además de la correa milanesa de las fotografías, una correa de silicona negra con pespuntes naranjas, dos destornilladores para cambio y ajuste de las correas, y tarjetas de garantía e instrucciones y datos de construcción.
Señalar que el Trimix se concibió originalmente como un GMT, pero decidieron poner en la calle una edición limitada sin esa función, lo que le da una apariencia más limpia y austera, más bella, y al tiempo más fiable. En su interior late, bien protegido como podemos ver, un calibre ETAsa 2824-2 muy bien ajustado.
Para acabar la breve reviú, les dejo una vista nocturna para que aprecien el trabajo de sus creadores, verdaderos amantes del mar y de los relojs:
¡Magnífico! |
sábado, 26 de noviembre de 2011
reborn: recuperando las costumbres
Ahora, después de un poco de pollo asado -magnífico- para almorzar, hago recuento y recopilación de ideas y sensaciones.
La satisfacción es en mí, después de muchos días, y ello me agrada.
Después de un cafelito gracias a ese estupendo invento llamado Nexpresso, cojo el sin techo, le meto un poco de gasola, y tiro para la sierra.
Hacía meses que no daba un paseo así:
Fui en plan coupé hasta que dejé la N435 para coger el desvío hacia Berrocal, a 14º, totalmente soportable gracias a un gorro de lana y la calefacción de mi asiento al mínimo: genial.
El día invitaba a pasear, y la sierra se encuentra en su total esplendor. Lo mejor, un tráfico nulo, apenas un par de ciclistas solitarios por esas carreteras olvidadas por el vulgo populacho y lejos de las rutas turísticas habituales.
En la venta del Cruce de Santa Ana paré a desayunar mi buena tostada de pan de pueblo con café y un gran zumo natural. Como el día está siendo climáticamente excelente, algunos motoristas aparecen en el centro de reunión serrano:
El viaje de vuelta sin incidentes, y resultándome curioso no haber detectado ni un sólo picolo ni radar. De hecho, los tres radares fijos en la N435 estaban apagados. Curioso.
Una vez en Huelva, he presenciado el partido de baloncesto de mi chico Manu. Han perdido, pero han jugado magníficamente. Una pena.
Como al llegar a casa aún quedaba una horilla para almorzar, me ha dado tiempo a subsanar un problema de ajuste del freno delantero de la Trek, e incluso una breve partida al Granturismocinco.
¿Qué me deparará la tarde? Un poco de ejercicio para gemelos, y subir y bajar las escaleras de mi casa unas cuantas veces. Ese es el programa para cuando acabe la digestión...
La satisfacción es en mí, después de muchos días, y ello me agrada.
Después de un cafelito gracias a ese estupendo invento llamado Nexpresso, cojo el sin techo, le meto un poco de gasola, y tiro para la sierra.
Hacía meses que no daba un paseo así:
Según Gúgel son 247 km, según mi auto son 237. |
El día invitaba a pasear, y la sierra se encuentra en su total esplendor. Lo mejor, un tráfico nulo, apenas un par de ciclistas solitarios por esas carreteras olvidadas por el vulgo populacho y lejos de las rutas turísticas habituales.
En la venta del Cruce de Santa Ana paré a desayunar mi buena tostada de pan de pueblo con café y un gran zumo natural. Como el día está siendo climáticamente excelente, algunos motoristas aparecen en el centro de reunión serrano:
El viaje de vuelta sin incidentes, y resultándome curioso no haber detectado ni un sólo picolo ni radar. De hecho, los tres radares fijos en la N435 estaban apagados. Curioso.
Una vez en Huelva, he presenciado el partido de baloncesto de mi chico Manu. Han perdido, pero han jugado magníficamente. Una pena.
Como al llegar a casa aún quedaba una horilla para almorzar, me ha dado tiempo a subsanar un problema de ajuste del freno delantero de la Trek, e incluso una breve partida al Granturismocinco.
¿Qué me deparará la tarde? Un poco de ejercicio para gemelos, y subir y bajar las escaleras de mi casa unas cuantas veces. Ese es el programa para cuando acabe la digestión...
viernes, 25 de noviembre de 2011
Watch talk: Vostok Amphibia 1967
No abundaré en el trasfondo histórico de la marca, y mucho menos del modelo: el que tenga interés, que lo dudo, apreciados seguidores, pues ustedes me dan muestras constantes del aburrimiento que les provocan mis diatribas relojeras, el que tenga interés que busque en el gúguel. Es fácil.
Resumidamente, Vostok es un legendario fabricante ruso, de cuando Rusia era la U.R.S.S., caracterizada por sus relojes de corte militar, legenariamente conocidos por su robustez, escaso o nulo mantenimiento, movimientos propios -conocidos como "manufactura" en el argot-, y sobre todo buenos precios.
Su primer reloj verdaderamente diver fue el modelo Amphibia. Tras una primera versión que pasó sin pena ni gloria, un año o dos más tarde pusieron en el mercado, en 1967, un reloj con aire profundamente setentero, o sea, avanzado a su época y con diseño que jamás pasaría de moda. Construido bajo las especificaciones del ejército soviético, es considerado el primer reloj verdaderamente de buceo soviético, diseñado y construido íntegramente en la U.R.S.S., sin basarse en Occidente.
Helo aquí:
A primeros del 2008, Vostok decide hacer una reedición de aquel bonito objeto, en serie limitada a 1967 unidades, con una calidad de construcción bastante superior a la que nos tiene acostumbrados.
Así, por ejemplo, éste es el Amphibia normal que se puede comprar en los últimos años:
No es que sea malo, al revés, pocos ofrecen tanto por tan poco dinero, pero su aspecto es, visto en vivo, "barato", plasticoso casi, con tanto brillo que recuerda a esos malos juguetes chinos...
La reedición objeto de muestra, y que yo orgullosamente ostento, no tienen nada que ver. Unicamente comparten las entrañas, un más que contrastado y fiable movimiento de carga automática y 31 rubíes, que no es ningún prodigio de exactitud, pero aguanta lo que le echen y espacia las revisiones a 10 años, y eso en condiciones de uso continuado... o sea, que no pisará un taller salvo en caso de desastre nuclear o similar.
Por fin, les presento mi Vostok:
Disculpen el plastiquito protector, pero hasta que no lo desvirgue del todo no se lo pienso quitar, nunca se sabe lo que puede pasar.
Su caja de acero con cepillado radial -muy bonito y poco visto-, con bisel también de acero, son contundentes, aunque no tanto como un diver moderno de 500 ó 1000 metros, claro. Es un reloj muy muy cómodo por su caja de cojín ligeramente curvada, y se ajusta a mi tamaño de muñeca a la perfección.
Se vendió con dial azul y números en vez de índices, con armis metálico, o como yo lo conseguí, de dial negro, índices y correa de goma, que es más submarino.
El cristal mineral es abombado, siguiendo la línea del bisel, lo que es un plus de belleza. El bisel, a su vez, tienen el típico diseño de Vostok, no visto en ninguna otra marca, y que utiliza desde su primer sumergible. Curiosamente, tiene 90 clicks, o sea, uno cada minuto y medio. Sí, estos rusos son de lo más peculiar...
La tapa trasera, que tiene una forma peculiar de sujección, lleva grabado al láser ciertas características, todo en alfabeto cirílico y su lengua materna. Cosas como 200 metros, número de serie, marca y modelo, etc.
El lume es más bien discreto, a ver, se puede leer por la noche, pero no aguanta mucho. Los suizos de Superluminova, y los japos de Seiko con su Lumibrite, siguen siendo los reyes en este aspecto. A destacar el diseño de las agujas, respetando a las originales, bellas y poco vistas.
En definitiva, es un peluco muy resultón, especial por su historia, su serie limitada, y lo difícil que es pillar uno hoy día. Menos mal que en este mundillo de los relojes hay mucho caprichoso y se da cierto movimiento. Para que se hagan una idea, este que ha llegado a mis manos a pasado, que yo sepa a ciencia cierta, al menos por dos personas antes que yo, y fue comprado en Julio de este año por primera vez... y aún conserva los plastiquitos protectores, o sea, que no ha sido usado. Genial para mí, la verdad, que no soy de los que comercian. Lo que entra se queda para mi colección. Por ahora.
Resumidamente, Vostok es un legendario fabricante ruso, de cuando Rusia era la U.R.S.S., caracterizada por sus relojes de corte militar, legenariamente conocidos por su robustez, escaso o nulo mantenimiento, movimientos propios -conocidos como "manufactura" en el argot-, y sobre todo buenos precios.
Su primer reloj verdaderamente diver fue el modelo Amphibia. Tras una primera versión que pasó sin pena ni gloria, un año o dos más tarde pusieron en el mercado, en 1967, un reloj con aire profundamente setentero, o sea, avanzado a su época y con diseño que jamás pasaría de moda. Construido bajo las especificaciones del ejército soviético, es considerado el primer reloj verdaderamente de buceo soviético, diseñado y construido íntegramente en la U.R.S.S., sin basarse en Occidente.
Helo aquí:
A primeros del 2008, Vostok decide hacer una reedición de aquel bonito objeto, en serie limitada a 1967 unidades, con una calidad de construcción bastante superior a la que nos tiene acostumbrados.
Así, por ejemplo, éste es el Amphibia normal que se puede comprar en los últimos años:
Aquí en una de sus versiones más chulis, conocida como la "scuba dude" |
No es que sea malo, al revés, pocos ofrecen tanto por tan poco dinero, pero su aspecto es, visto en vivo, "barato", plasticoso casi, con tanto brillo que recuerda a esos malos juguetes chinos...
La reedición objeto de muestra, y que yo orgullosamente ostento, no tienen nada que ver. Unicamente comparten las entrañas, un más que contrastado y fiable movimiento de carga automática y 31 rubíes, que no es ningún prodigio de exactitud, pero aguanta lo que le echen y espacia las revisiones a 10 años, y eso en condiciones de uso continuado... o sea, que no pisará un taller salvo en caso de desastre nuclear o similar.
Por fin, les presento mi Vostok:
Supermolón. |
Su caja de acero con cepillado radial -muy bonito y poco visto-, con bisel también de acero, son contundentes, aunque no tanto como un diver moderno de 500 ó 1000 metros, claro. Es un reloj muy muy cómodo por su caja de cojín ligeramente curvada, y se ajusta a mi tamaño de muñeca a la perfección.
Se vendió con dial azul y números en vez de índices, con armis metálico, o como yo lo conseguí, de dial negro, índices y correa de goma, que es más submarino.
El cristal mineral es abombado, siguiendo la línea del bisel, lo que es un plus de belleza. El bisel, a su vez, tienen el típico diseño de Vostok, no visto en ninguna otra marca, y que utiliza desde su primer sumergible. Curiosamente, tiene 90 clicks, o sea, uno cada minuto y medio. Sí, estos rusos son de lo más peculiar...
Se puede apreciar en esta placa positivada el cepillado radial. Bonito. |
La tapa trasera, que tiene una forma peculiar de sujección, lleva grabado al láser ciertas características, todo en alfabeto cirílico y su lengua materna. Cosas como 200 metros, número de serie, marca y modelo, etc.
Se aprecia la curvatura de la caja, que lo hace muy cómodo, y el abombado del cristal, magnífico. |
En definitiva, es un peluco muy resultón, especial por su historia, su serie limitada, y lo difícil que es pillar uno hoy día. Menos mal que en este mundillo de los relojes hay mucho caprichoso y se da cierto movimiento. Para que se hagan una idea, este que ha llegado a mis manos a pasado, que yo sepa a ciencia cierta, al menos por dos personas antes que yo, y fue comprado en Julio de este año por primera vez... y aún conserva los plastiquitos protectores, o sea, que no ha sido usado. Genial para mí, la verdad, que no soy de los que comercian. Lo que entra se queda para mi colección. Por ahora.
jueves, 24 de noviembre de 2011
Singletrack fury + reborn
A ver, a ver, ya pasó, hijo, ya pasó.
Eso es lo que yo suelo decirle a mis críos cuando lloran por algo, normalmente cualquier intrascendencia de la vida. Pero ya sabemos cómo son los niños, todo les parece gigante, increíble, lo último que le va a pasar en la vida. Una gota de sangre y, ea, ya nos estamos desangrando y se nos salen las tripas.
Bueno, pues alguien me lo debió decir hace un par de días.
Iba yo tan campante y feliz a la consulta de mi rehabilitador, haciendo mis planes para el futuro más inmediato, esperando un alta que no llegó. Y ahí se acabó todo ese día, y eso que eran las 10 de la mañana.
Su receta consistió en un mes más de rehabilitación casera...
Al día siguiente me tocaba montar en bici, y además era cruelmente espoleado por mi colega Juli, quien parece que está en racha de salidas con su nueva montura. Simplemente no me apeteció, y ya está.
No tenía animos, no estaba para muchas bromas.
Quiera la providencia que Juli me llamase por teléfono y me dijera unas palabras de ánimo.
De modo y manera que hoy me levanté un pelín más optimista, agarré la burra y tiré pal campo:
Dos horas y media para cuarenta y cuatro kilómetros, mitad campo y mitad carril bici y carretera forestal. Mucha tela, gran dolor en el muslo, y encima me quedé sin agua a 50 minutos de llegar a casa. Aplicación rápida de hielo a la zona afectada e ingesta de 447 mililitros de zumo de naranja recién exprimido.
Pero sin duda ha merecido la pena, como casi siempre. Ahora les muestro una instantánea de mi Trek Sawyer donde mejor le gusta estar:
A toda velocidad, en medio de un sendero, tuve que pegar un frenazo para hacer una toma positivada a una aglomeración de setas. Gracias a las recientes lluvias y el calorcillo de estos tres últimos días, uno puede encontrarse cosas asín:
Una pena que el aifón decidiera enfocar lo que estaba más lejos en vez del verdadero objeto protagonista de la composición, pero en fin...
Eso es lo que yo suelo decirle a mis críos cuando lloran por algo, normalmente cualquier intrascendencia de la vida. Pero ya sabemos cómo son los niños, todo les parece gigante, increíble, lo último que le va a pasar en la vida. Una gota de sangre y, ea, ya nos estamos desangrando y se nos salen las tripas.
Bueno, pues alguien me lo debió decir hace un par de días.
Iba yo tan campante y feliz a la consulta de mi rehabilitador, haciendo mis planes para el futuro más inmediato, esperando un alta que no llegó. Y ahí se acabó todo ese día, y eso que eran las 10 de la mañana.
Su receta consistió en un mes más de rehabilitación casera...
Al día siguiente me tocaba montar en bici, y además era cruelmente espoleado por mi colega Juli, quien parece que está en racha de salidas con su nueva montura. Simplemente no me apeteció, y ya está.
No tenía animos, no estaba para muchas bromas.
Quiera la providencia que Juli me llamase por teléfono y me dijera unas palabras de ánimo.
De modo y manera que hoy me levanté un pelín más optimista, agarré la burra y tiré pal campo:
Dos horas y media para cuarenta y cuatro kilómetros, mitad campo y mitad carril bici y carretera forestal. Mucha tela, gran dolor en el muslo, y encima me quedé sin agua a 50 minutos de llegar a casa. Aplicación rápida de hielo a la zona afectada e ingesta de 447 mililitros de zumo de naranja recién exprimido.
Pero sin duda ha merecido la pena, como casi siempre. Ahora les muestro una instantánea de mi Trek Sawyer donde mejor le gusta estar:
Singletrack en todo su esplendor. |
Una pena que el aifón decidiera enfocar lo que estaba más lejos en vez del verdadero objeto protagonista de la composición, pero en fin...
miércoles, 23 de noviembre de 2011
Taller chapu
Hace unas semanas adquirí un Seiko viejuno estropeado. Lo compré porque tengo que hacer una operación mecánica que más adelante, si el tiempo y las ganas lo permiten, podrán ustedes disfrutar por aquí. Tratándose del mismo modelo a intervenir a corazón abierto, prefiero primero probar y aprender con un cadáver, tal y como hacen los estudiantes de medicina.
El caso es que el vendedor de la eBahía decía que el relor era para piezas o desguace, que no andaba ni patrás. Y sí, es cierto que estaba en un estado lamentable, y por tanto era el candidato perfecto para mis fines, sobre todo por precio, tan irrisorio que no merece la pena ni comentarlo aquí.
Vale, la pieza en cuestión tenía el cristal suelto, el bisel mejor ni nombrarlo, la corona brillaba por su ausencia, tenía claros síntomas de haber penetrado agua en su interior por lo desmejorado del dial y agujas, y las numerosas piezas con indicios de óxido, y etcétera.
A pesar de todo, un reloj mecánico debería funcionar, mal pero funcionaría, a menos que estuviera totalmente gripado, que no parecía ser el caso...
Conque me pongo manos a la obra y comienzo a desmontar pequeñas, minúsculas y diminutos tornillitos, puentes, agujas:
La cosa es que noté que el rotor giraba un poco loco, sin resistencia alguna. El rotor es esa pieza con forma de trozo de tarta o queso que está arriba a la izquierda, y con su movimiento se va cargando el muelle real, que es lo que hace funcionar a la maquinaria.
Aquí les enseño el punto donde estaba el fallo:
En su parte inferior vemos una rueda con un piñón en el centro. Al moverse el rotor, va solidario con éste una excéntrica que mueve a su vez dos patitas que engranan una a cada lado de dicha rueda. El diseño de las patitas y de los dientes que están tallados en el contorno de la rueda hace que ésta vaya girando poquito a poco, y el piñón del centro de la misma va tensando el muelle real mediante otros engranajes que van hacia el barrilete. Bueno, pues una de esas patitas se había salido de su sitio, de modo que entonces no se cargaba el muelle. No tenía ni podía tener lo que comunmente se conoce como "cuerda".
Para que lo entiendan mejor, hago copy/paste:
En esta imagen podemos ver las piezas del remonte automático.
La pieza mas grande es el modulo automático, se muestra por su cara interna.
En su centro, vemos un eje, que es excéntrico, montado sobre un rodamiento con seis bolas.
Sobre este eje va montada una pieza que tiene dos brazos y que, por lo tanto, se moverá con la excéntrica.
Las piezas colocadas en su lugar:
En la izquierda del puente va montada una rueda dentada.
Sus dientes son especiales, son dientes inclinados.
Estos dientes, cuando se les empuja en un sentido, tienden a agarrarse y cuando se les empuja en el sentido contrario, tienden a resbalar.
Cuando la excéntrica se acerca a la rueda, sus dos brazos se mueven hacia la izquierda de la imagen (en las fotografías de arriba), asi, mientras el de arriba resbala, el de abajo la hace girar en sentido horario.
Cuando la excéntrica se aleja de la rueda, es el brazo de abajo el que resbala mientras que el de arriba hace girar a la rueda, otra vez en sentido horario.
Esto lo veremos mejor con un video.
Bien, espero que hayan pillado el concepto. Tras un par de intentos fallidos, logré poner todo en su sitio:
Bueno, ahora todo el sistema funciona perfectamente, el reloc ya carga como corresponde, a falta de una limpieza a fondo y su engrase correspondiente, que no haré por varios motivos, entre otros que no sé ni tengo los aceítes ni ultrasonidos adecuados, ni ácidos ni cosas de esas, que todo tiene un límite.
El caso es que el vendedor de la eBahía decía que el relor era para piezas o desguace, que no andaba ni patrás. Y sí, es cierto que estaba en un estado lamentable, y por tanto era el candidato perfecto para mis fines, sobre todo por precio, tan irrisorio que no merece la pena ni comentarlo aquí.
Vale, la pieza en cuestión tenía el cristal suelto, el bisel mejor ni nombrarlo, la corona brillaba por su ausencia, tenía claros síntomas de haber penetrado agua en su interior por lo desmejorado del dial y agujas, y las numerosas piezas con indicios de óxido, y etcétera.
A pesar de todo, un reloj mecánico debería funcionar, mal pero funcionaría, a menos que estuviera totalmente gripado, que no parecía ser el caso...
Conque me pongo manos a la obra y comienzo a desmontar pequeñas, minúsculas y diminutos tornillitos, puentes, agujas:
Hasta aquí he llegado, no hacía falta ver más. |
A la izquierda arriba, el barrilete, en cuyo interior se encuentra el muelle real. |
En su parte inferior vemos una rueda con un piñón en el centro. Al moverse el rotor, va solidario con éste una excéntrica que mueve a su vez dos patitas que engranan una a cada lado de dicha rueda. El diseño de las patitas y de los dientes que están tallados en el contorno de la rueda hace que ésta vaya girando poquito a poco, y el piñón del centro de la misma va tensando el muelle real mediante otros engranajes que van hacia el barrilete. Bueno, pues una de esas patitas se había salido de su sitio, de modo que entonces no se cargaba el muelle. No tenía ni podía tener lo que comunmente se conoce como "cuerda".
Para que lo entiendan mejor, hago copy/paste:
En esta imagen podemos ver las piezas del remonte automático.
La pieza mas grande es el modulo automático, se muestra por su cara interna.
En su centro, vemos un eje, que es excéntrico, montado sobre un rodamiento con seis bolas.
Sobre este eje va montada una pieza que tiene dos brazos y que, por lo tanto, se moverá con la excéntrica.
Las piezas colocadas en su lugar:
En la izquierda del puente va montada una rueda dentada.
Sus dientes son especiales, son dientes inclinados.
Estos dientes, cuando se les empuja en un sentido, tienden a agarrarse y cuando se les empuja en el sentido contrario, tienden a resbalar.
Cuando la excéntrica se acerca a la rueda, sus dos brazos se mueven hacia la izquierda de la imagen (en las fotografías de arriba), asi, mientras el de arriba resbala, el de abajo la hace girar en sentido horario.
Cuando la excéntrica se aleja de la rueda, es el brazo de abajo el que resbala mientras que el de arriba hace girar a la rueda, otra vez en sentido horario.
Esto lo veremos mejor con un video.
Bien, espero que hayan pillado el concepto. Tras un par de intentos fallidos, logré poner todo en su sitio:
A falta de colocar en su sitio el rotor, arriba a la izquierda una vez más... |
cita:
La moral es sólo una ficción usada por el rebaño de seres humanos inferiores para detener a los pocos hombres superiores.
Friedrich Nietzsche.
Vale la pena señalar que murió de sífilis.
Friedrich Nietzsche.
Vale la pena señalar que murió de sífilis.
la maravilla de las maravillas
Los hay más potentes, los hay más eficaces, los hay más modernos. Pero este es perfecto, en la forma, en el fondo, en el color, por delante y por detrás.
Maravilloso.
Maravilloso.
martes, 22 de noviembre de 2011
cita:
El mercado, que nadie se engañe, lo hacen los compradores.
Esta frase, que leí hoy de pasada ojeando un foro, después de estar un ratito pensando y atando cabos, me ha parecido revelador.
Es como un añadido a la manida frasecita de la ley de la oferta y la demanda. Lo es todo, en verdad. Sin compradores no hay mercado. Muchas veces nos quejamos del precio de algunos artículos, desde un bolígrafo a una vivienda, pasando por un reloj, un aparato de TV, un teléfono móvil, o un abrigo de lana. Es muy fácil: si no los compraran, bajarían rápidamente de precio o directamente dejarían de fabricarse.
Luego están las técnicas de mercadeo, cuya única función es la creación artificial de necesidades, sembrando semillas de compras compulsivas de objetos que no nos hacen falta... trampa viejuna en la que caemos a menudo.
Ayer mismo tuve una interesante discusión con el limitador -raro, raro, raro, la verdad, que cada vez son menos, tristemente- sobre este peliagudo asunto. Yo le decía que era algo alucinante comprobar la espiral de consumo en la que estaba envuelta la sociedad, los intereses económicos creados alcanzan cifras astronómicas, y cómo millones de personas no podemos escapar a ello. Mi mente se resiste a admitirlo, pero es verdad. Le dije "yo estoy dispuesto a vivir sin móviles, sin internet, sin calefacción, sin TV, y con la ropa justa; yo podría vivir con lo puesto prácticamente, cada vez tengo menos apego", y ella me contestaba "¿quieres, entonces, volver a la edad de las cavernas?". En ese punto tuvimos que dejar la conversación por razones filiales...
Es cierto que el desarrollo industrial y los avances tecnológicos nos han hecho la vida muy fácil y cómoda, pero ¿a costa de qué, ein?
Mucho ojo, no quiero que esto sea tomado como una reflexión tipo greepeace, o perroflauta. Lo mío raya lo filosófico, lo poético casi.
Quiero dejarlo aquí ahora. Esto hay que madurarlo un poco.
Y luego uno se muere. Muriéndose tonto.
Esta frase, que leí hoy de pasada ojeando un foro, después de estar un ratito pensando y atando cabos, me ha parecido revelador.
Es como un añadido a la manida frasecita de la ley de la oferta y la demanda. Lo es todo, en verdad. Sin compradores no hay mercado. Muchas veces nos quejamos del precio de algunos artículos, desde un bolígrafo a una vivienda, pasando por un reloj, un aparato de TV, un teléfono móvil, o un abrigo de lana. Es muy fácil: si no los compraran, bajarían rápidamente de precio o directamente dejarían de fabricarse.
Luego están las técnicas de mercadeo, cuya única función es la creación artificial de necesidades, sembrando semillas de compras compulsivas de objetos que no nos hacen falta... trampa viejuna en la que caemos a menudo.
Ayer mismo tuve una interesante discusión con el limitador -raro, raro, raro, la verdad, que cada vez son menos, tristemente- sobre este peliagudo asunto. Yo le decía que era algo alucinante comprobar la espiral de consumo en la que estaba envuelta la sociedad, los intereses económicos creados alcanzan cifras astronómicas, y cómo millones de personas no podemos escapar a ello. Mi mente se resiste a admitirlo, pero es verdad. Le dije "yo estoy dispuesto a vivir sin móviles, sin internet, sin calefacción, sin TV, y con la ropa justa; yo podría vivir con lo puesto prácticamente, cada vez tengo menos apego", y ella me contestaba "¿quieres, entonces, volver a la edad de las cavernas?". En ese punto tuvimos que dejar la conversación por razones filiales...
Es cierto que el desarrollo industrial y los avances tecnológicos nos han hecho la vida muy fácil y cómoda, pero ¿a costa de qué, ein?
Mucho ojo, no quiero que esto sea tomado como una reflexión tipo greepeace, o perroflauta. Lo mío raya lo filosófico, lo poético casi.
Quiero dejarlo aquí ahora. Esto hay que madurarlo un poco.
Y luego uno se muere. Muriéndose tonto.
lunes, 21 de noviembre de 2011
Watch talk: Scafo 500
Del griego "skavfh", que podríamos leer como "escafo", que significaba "esquife" o "barca", y que ha servido para formar palabras como "batiscafo" o "escafandra", se inspiraron los creadores de esta pieza mecánica:
El pelucazo en cuestión, claramente inspirado en el Eterna Kontiki de los setenta, ejemplar que podemos apreciar aquí y ahora:
El Scafo es el producto de la unión de cincuenta aficionados a los relojes que entre todos diseñaron y llevaron a cabo la ejecución de esta arma de inmersión. Su caja de acero quirúrjico 316L -un estándar en los relojes de buceo de calidad- es fabricada por el especialista alemán Fricker, y compartida por algún otro relojero minoritario. Las agujas son Kontiki total, muy hermosas y, gracias al cielo, poco imitadas por la competencia.
El bisel gira bastante duro, como es habitual y recomendable, pero con clicks nítidos y firmes. El dial es de diseño exclusivo, en negro mate, que con el cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos interior, permite una lectura perfecta en cualquier circunstancia.
Está preparado para aguantar una sumergibilidad de 51 atmósferas -500 metros-, que vaya usted a saber si eso es verdad o no... no seré yo quien lo compruebe, desde luego.
Aparte de la caja de acero cepillado de robusta construcción, y el tamaño general del elemento contador de horas que aloja en su interior una maquinaria suiza ETAsa 2824-2, se presentan ciertos detalles de acabado y calidad, como la tapa roscada del fondo decorada con reminiscencias del pasado:
El armis de acero formado por eslabones macizos y rematados por un cierre doble de seguridad:
O la corona roscada de ocho milímetros de diámetro, firmada con la S de Scafo:
No puede faltar una toma en la oscuridad para apreciar la legibilidad nocturna, merced a Superluminova C3 aplicada en índices y agujas, aunque no potente en demasía, sí suficiente:
Mi unidad, adquirida de segunda mano en un foro -único modo prácticamente de obtenerlo hoy día-, es la número 5 de 50, como queda reflejado en el grabado de la tapa del fondo.
Fuera aparte, viene con una dotación muy completa; caja tipo Pelikan -rígida con acolchado interior de gomaspuma-, un destornillador para ajustar el armis, más una correa de cuero y otra de silicona negra con olor a vainilla, ambas con el ardillón firmado.
Es un relor bonito, con pinta de resistente y duradero, maquinaria más que probada, y con una exclusividad fuera de toda duda, cosa que, obviamente, valorará cada uno de un modo muy subjetivo.
El pelucazo en cuestión, claramente inspirado en el Eterna Kontiki de los setenta, ejemplar que podemos apreciar aquí y ahora:
El Scafo es el producto de la unión de cincuenta aficionados a los relojes que entre todos diseñaron y llevaron a cabo la ejecución de esta arma de inmersión. Su caja de acero quirúrjico 316L -un estándar en los relojes de buceo de calidad- es fabricada por el especialista alemán Fricker, y compartida por algún otro relojero minoritario. Las agujas son Kontiki total, muy hermosas y, gracias al cielo, poco imitadas por la competencia.
El bisel gira bastante duro, como es habitual y recomendable, pero con clicks nítidos y firmes. El dial es de diseño exclusivo, en negro mate, que con el cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos interior, permite una lectura perfecta en cualquier circunstancia.
Está preparado para aguantar una sumergibilidad de 51 atmósferas -500 metros-, que vaya usted a saber si eso es verdad o no... no seré yo quien lo compruebe, desde luego.
Tocho de mucho cuidado. |
El armis de acero formado por eslabones macizos y rematados por un cierre doble de seguridad:
O la corona roscada de ocho milímetros de diámetro, firmada con la S de Scafo:
No puede faltar una toma en la oscuridad para apreciar la legibilidad nocturna, merced a Superluminova C3 aplicada en índices y agujas, aunque no potente en demasía, sí suficiente:
Mi unidad, adquirida de segunda mano en un foro -único modo prácticamente de obtenerlo hoy día-, es la número 5 de 50, como queda reflejado en el grabado de la tapa del fondo.
Fuera aparte, viene con una dotación muy completa; caja tipo Pelikan -rígida con acolchado interior de gomaspuma-, un destornillador para ajustar el armis, más una correa de cuero y otra de silicona negra con olor a vainilla, ambas con el ardillón firmado.
Es un relor bonito, con pinta de resistente y duradero, maquinaria más que probada, y con una exclusividad fuera de toda duda, cosa que, obviamente, valorará cada uno de un modo muy subjetivo.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
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