Ya he hecho referencia en este, mi íntimo y a veces retrospectivo bloc, al complejo mundo de las casualidades. Especialmente a la reiterada coincidencia entre mi estado de ánimo y una canción que aleatoreamente llega a mis oídos.
Una vez más ello ha tenido lugar, hace escasos minutos. Después de una anodina mañana, sólo amenizada por los entrenamientos de las motos de Jerez, con un Crivillé más locuaz que de costumbre y un Ernest Rivera bastante apagado y venido a menos -gracias a una dolencia gástrica, mira tú qué bien nos ha venido a todos los miles y millones de aficionados que de este modo no lo hemos tenido que sufrir-. Después de un mediodía nublado, con el Sol intentando salir de su escondite sin lograrlo del todo. Después de salir a mi minipatio a dar unas veinte vueltas en silla de ruedas a la mesa de jardín que se sitúa en su centro, unas cuantas en un sentido y otras tantas en el contrario. Después de leer unas cien páginas del libro que ahora domina mi mesita auxiliar, y después de pasar horas abandonado, solo en casa, ya que el limitador se ha llevado a los niños a un partido benéfico de bomberos Vs famosos, y luego a almorzar al BK... Bueno, pues después de todo eso me ha tocado almorzar los restos de un cocido magnífico de garbanzos y lo que ha sido el primer gazpacho de la temporada -preparado al que soy un grandísimo aficionado, casi adicto-.
Más tarde ha sido inevitable una siesta de unos 25 minutos, inevitable y poco conveniente dados mis problemas de insomnio, pero ese tema lo dejaré para otra entrada.
Una pena que no haya tomado alguna photo de los platos para ilustrar y dar un poco de color a esta entrada, no se me ha ocurrido, la verdad. Pero es que, ¡qué coño! mi vida no transcurre en torno a este jodido bloc.
En definitiva, que a eso de las cinco estaba ya un poco molesto de estar sentado en el mismo sitio, con la misma postura, y me he dirigido a mi cama a realizar los pertinentes ejercicios. Para ello en esta ocasión he ido provisto de mi iPod, escuchando a Muse, ese artista un poco anómalo, un tanto genial, un poco desconocido para algunos, pero amado por muchos. Hoy he cambiado la rutina de flexiones y ejercicios isométricos, y he acabado tumbado boca abajo, ciertamente cómodo, con ese bienestar que te queda después de machacarte fìsicamente, y justo, justo en ese momento, ha saltado en mis auriculares este magnífico tema que estoy seguro todos ustedes conocen, pero no saben ni quien lo canta ni porqué, pero tampoco importa!!!:
Edición dos años y medio más tarde: el video ha sido borrado, y no recuerdo que canción era. Pero el sentimiento está ahí. Disculpen.
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