Ah, la moda. El mundo de la moda y el diseño van cogidos de la mano. Los diseñadores crean moda. Dan continuidad a la moda. Siguen a la moda. Y también le ponen el punto final si ha lugar. Y no me refiero sólo a la alta costura, sino a todo aquello que sea susceptible de diseño, entendiendo por diseño a la facultad de crear apariencia externa diferente a la existente, sin dejar por ello la cosa diseñada de ser susceptible de cumplir su función primigenia. Vuelvo a la ropa para que se comprenda mejor el concepto: Las pasarelas se inundan todas las temporadas de nuevas versiones, nuevos colores, atrevidos desnudos, tupidos bañadores, abrigos de distintos y vanguardistas materiales, peinados más o menos estrafalarios... pero la ropa sigue ahí, cumpliendo la función de abrigo, ocultación de feos cuerpos, imagen de ostentación a menudo, en fin, lo que quieran.
Con los coches pasa igual, aunque todo va más lento. El ritmo de renovación de modelos varía de una marca a otra, a pesar de existir anualmente algunos salones de repercusión internacional. Pero construir un auto no es tan sencillo como hacer un pret-a-porter, no. Hay que amortizar la inversión, la maquinaria, la cadena de montaje, el utillaje, los puestos de trabajo, los moldes, y las campañas publicitarias, por supuesto.
Casi todos nos ponemos de acuerdo a la hora de señalar los automóviles más bonitos, aunque normalmente no conocemos los nombres de sus creadores. Pero, como en todo, hay algunos que sobresalen por su vanguardismo, su capacidad de plasmar lo visionario y colocarlo en un entorno de tres dimensiones para que podamos recrearnos con su fantástico talento. A nadie escapan nombres muy conocidos en el mundo de los deportivos como Pininfarina o Bertone, el polémico Bangle defenestrado de BMW, o el brasileño Walter da Silva que marcó un estilo en Alfa Romeo, continuó refinándolo en VAG; incluso algunos han marcado un antes y un después en la moto, como Tamburini, Galluzi o Terblanche, creadores de la Supermono, 916, 999, la Monster, la MV F4 y la Brutale.
Tras este preámbulo un poco rollo, llego a donde quería, a Zagato. Es ésta una empresa, una consultora de ingeniería creada justo después de la Primera Guerra Mundial, con sede en Milán -no podía ser de otro modo-. Creada por Ugo Zagato con la idea de aplicar técnicas de construcción aeronáutica a la fabricación de vehículos. Sus coches eran muy avanzados en su diseño, y se convirtieron en sinónimo de peso ligero y excelente aerodinámica.
Ugo Zagato tuvo dos hijos, Elio Zagato (1919-2009) y Gianni Zagato (nacido en 1929), se involucraron con la compañía a finales de los años 40. Ugo murió en 1968. Zagato está actualmente liderada por Andrea Zagato.
El Aston Martin DB7 Vantage Zagato es un gran turismo de edición limitada realizado por Aston Martín y Zagato. Introducido en el Salón del Automóvil de París en octubre de 2002, el Zagato fue vendido de inmediato. Sólo 99 ejemplares se vendieron al público, aunque una unidad extra fue producida para el Museo de Aston Martin.
El Aston Martin DB7 Vantage Zagato es un gran turismo de edición limitada realizado por Aston Martín y Zagato. Introducido en el Salón del Automóvil de París en octubre de 2002, el Zagato fue vendido de inmediato. Sólo 99 ejemplares se vendieron al público, aunque una unidad extra fue producida para el Museo de Aston Martin.
Al igual que el DB7 en que se basa, el DB7 Zagato es propulsado por un motor V12 de 6 litros y controlado a través de una transmisión manual de 6 velocidades, su motor produce 440 CV de potencia. El DB7 Vantage Zagato puede alcanzar una velocidad máxima de 300 km/h y puede acelerar de 0 a 100 km/h en un tiempo de 4,9 segundos, las estadísticas no son totalmente disímiles al Aston Martin DB9 del día de hoy.
A diferencia del posterior modelo, el Aston Martin DB AR1, el DB7 Zagato está construido sobre un chasis con una distancia entre ejes 60 mm más corta que el DB7 original, con un morro 24 mm más chato, y la trasera ha sufrido igualmente un chop de nada menos que 127 mm, otorgándole un tamaño más compacto y provocando un aspecto mucho más deportivo por tanto.
El Vantage Zagato cupé se vendió por un precio base de 250.000 dólares estadounidenses, aunque este es un detalle de una tremenda banalidad cuando hablo de un coche tan interesante y exclusivo. Como toda genialidad, tiene sus luces y sus sombras, pero me van a permitir que hable, sobre todo, de las primeras. Obsérvese su techo de doble burbuja, detalle que nos traslada al mundo de la competición, y prácticamente una constante en la mayoría de los diseños de Zagato. Mucho ojo a la apertura del maletero, que se practica de la incómoda manera que pueden observar en la foto, pero necesaria para proporcionar la fantástica forma de la zaga. Y en un coche de estilo lujoso, aunque deportivo, se podía cubrir de fibra de carbono el tunel de la transmisión, en vez del cuero que sale en la foto.
El chasis modificado de DB7 Vantage era construido en GB, y luego enviado a Milan para que Zagato acoplara a mano los paneles de aluminio de la carrocería. Debido a la reducción de su longitud, los asientos traseros fueron borrados, y el maletero era también más pequeño (¿y a quién le importa?)
La exagerada parrilla delantera, o la ausencia de parachoques, son detalles zagatiles observados en otros diseños también, y nos retrotraen a su antecesor, el DB4 Zagato, del que quizá les hable algún día.
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