Con motivo de la avería teóricamente fantasma del Altea XL familiar, el concesionario, por surgir dicha avería en periodo de garantía, ha tenido la grata cortesía de facilitarnos un coche de sustitución gratuitamente. Desde aquí lo agradezco, de verdad, pero me ha servido de bien poco ya que necesito un coche más grande, amplio, rápido y eficaz para mis propósitos, porque de otro modo me hubiera comprado un Ibiza en su día, y no un XL.
Pero algo es algo. Por lo menos me ha servido para sacar algunas conclusiones que pondré aquí perdiendo un tiempo muy valioso, palabras que se llevará el viento sin que ni siquiera las lea nadie.
El Ibizita en cuestión, es la quinta o sexta generación de una saga de cierto éxito. No sé si se podría afirmar que SEAT, como fabricante, está vivo gracias en parte al éxito del Ibiza, y en parte a los miles de millones de pesetas que en su día todos los españolitos de a pié prestamos a fondo perdido a VAG para que no cerrara Martorell. El caso es que el cochecito está ahí, y se vende más o menos bien, que ya es bastante en los tiempos que corren y con la competencia que hay -que claro, viendo esto, a uno le da que pensar la mierda de competencia que tiene el Seat Ibiza-.
El coche probado durante cuatro meses -sí, la avería ha sido complicadilla de localizar, pero ese es otro tema...- ha sido un Ibiza cinco puertas 1.9 tdi. Tiene supuestamente 105 cv, y un cambio manual de cinco velocidades con un desarrollo larguísimo, motivado según parece para pasar una cierta homologación de consumo y contaminación... La verdad es que gasta poquito, en torno a unos 5'5/6 litros reales de media, que no está mal.
Yo creo que el coche que nos han dejado estaba a tope de equipamiento: techo solar eléctrico -un gadget que me ha parecido muy chuli, y aporta frescura y mucha luz a un coche pequeño como éste-; llantas de 17" con neumáticos de 215 mm de anchura; pintura metalizada; sensor de presión de neumáticos, sensores de ayuda al aparcamiento traseros, control de velocidad de crucero, climatizador, ordenador de a bordo, toma aux para audio, ...
No sé el precio de este cacharro puesto en la calle, pero no me importa porque jamás me lo compraría. Me explico: no es mal coche, pero es tan vulgar, tan estereotipado -sólo lo llevan niñas con carnet recien sacado, mujeres de mediana edad, y canis de barrio-, que no me pega, lo siento. Es el típico coche de nena, como lo pueden ser, salvando las distancias, el Mini, el New Beetle, el Cinquecento, el 500, el Polo y el Arosa.
Igualito, igualito que el nuestro. El color tiene tela marinera. Las llantas son chulis, eh.
Da igual, es lo que hay, conque vayamos al grano. Por fuera, el coche no es gran cosa. Seat ha querido dar a entender que se ha hecho una revolución con su diseño, pero la verdad es que no ha inventado nada nuevo. Da la impresión de estar dibujado en bloques independientes y al final se ha pegado todo con cola. No hay continuidad ni proporción en sus formas, y el frontal es prácticamente lo único que se salva, y eso es decir mucho de una parte delantera y una parrilla bastante insulsas y vistas -sobre todo con el poco tiempo que lleva el coche en el mercado-, ya que parece que quieren convertirla en la nueva imagen de la marca, como han demostrado con el Exeo. La parte trasera simplemente es infumable, atroz incluso. Carece de sentido.
El interior es espeluznante, pone los pelos de punta sólo con mirar al centro del salpicadero: desorden total -no al nivel del desastroso y descuajaringado Citröen C4, pero casi-, mandos de la radio por aquí, mandos de climatización allá abajo en una especie de bulto que parece un añadido pegado deprisa y corriendo; plásticos no blandos, sino susceptibles de ser doblados con la mirada por lo fino del material -quiero decir endeble-, ... Además, parece que según donde vaya colocado el plástico, tiene distinto tacto imitando texturas que no se corresponden con la realidad. Un desastre, vamos, acompañado además de ese color rojo que da un ambiente nocturno a puticlú chungo de carretera.
Puaghhh...
El tacto de los botones es normal, ni bueno ni malo. Como dato, diré que desde el primer día -y cogí el coche con 80 km-, se le caía el botón del volumen de la radio. Por cierto, el manejo de la radio no es nada intuitivo. Es de esos aparatos que hay que empollarse el manual para sacar un mínimo rendimiento. También desapareció la tapita que va en la cima de la palanca de cambios, ese plástico -cómo no!!- donde va dibujado un esquema de los cambios de marcha.
El volante se salva a medias de esta crítica atroz al interior. Y digo a medias porque su diseño está bien, forrado de cuero -no olvidemos que el coche probado tiene un acabado "sport"-, con formas adecuadas y trozos en los que el material tiene agujeritos, que es una cosa muy chuli. Sólo le falta un poquito más de grosor para ser perfecto. Los relojes son bastante legibles y tienen la información justa.
Este pequeño auto es válido para cuatro plazas, siempre y cuando las dos personas que vayan a ocupar los asientos traseros no sean muy grandes, porque no hay mucho espacio para las piernas.
El motor es un 1.9 diésel que otorga unos 105 cv. Bueno, no sé si puedo estar de acuerdo con estos datos. A mí me aseguraron que era el 1.9, sobre todo después de mirar que las letras del maletero que ponían tdi, eran de color rojo -lo que parece indicar dicho dato-, pero las sensaciones de conducción son más bien las del modelo 1.6, con sólo 90 cv. De todos modos, la supuesta falta de prestaciones parece ser motivada por una relación de cambio, como ya he dicho más arriba, exageradamente abierta, buscando una reducción del consumo en carretera y autopista. Además, es el coche que he conducido que más a gusto se encuentra circulando entre 1000 y 1500 rpm, no se queja, no duda, y tiene dosis de par suficientes para moverlo en ciudad con dignidad. Por contra, es casi imposible superar las 3500 rpm, y mucho menos en quinta: cito ahora que la velocidad máxima que pude alcanzar fue de 171 km/h, una mierda teniendo en cuenta la potencia de 105 cv. Mi madre tiene un Córdoba de la generación anterior con el mismo motor y desarrollos "normales" de la caja de cambios, que se nota bastante más brioso y supera con facilidad los 180 km/h.
¿Entienden ahora lo que les quiero decir?
El Seat probado ahora tiene un problema con el desarrollo, y creo que ya es la tercera vez que lo digo, pero es que el asunto llama poderosamente la atención. No se les ocurra cambiar a quinta hasta no haber superado los 120, porque se quedarían sin capacidad de reacción.
En fin, que prestacionalmente el Ibiza éste iba a ser una jodida hez tampoco es ninguna sorpresa. Por lo menos, gasta poco. Algo es algo.
La conducción está muy bien, a pesar de la falta de emotividad por escasez de potencia. La sensación de control gracias a una dirección correcta es buena. Frena regular, pero da un poco igual porque tampoco corre mucho. La suspensión es cómoda, tiene grandes recorridos, lo que choca un poco con las llantas de 17 pulgadas y gomas de 215 mm de anchura que llevaba puestas, que indican una imagen más deportiva de lo que realmente el coche es. Esta "sobrerruedez" hace que el coche se sostenga bien en curvas cerradas, a pesar del balanceo de la carrocería, pero no se nos olvide que no es un coche hecho para esos menesteres.
En resumen, el Ibiza es un buen utilitario, cuyo ámbito de utilización es la ciudad, sobre todo si está equipado como el que yo he usado estos meses. El parktronic es siempre bienvenido, aunque en un coche tan corto y con buena visibilidad como éste no es tan necesario, y se aparca muy fácilmente. Económico, sencillo de conducir, y recibes lo que has pagado, supongo, aunque con 10.000 km ya tiene varios ruiditos y grillos, tanto en el salpicadero como en la zona de los cinturones de seguridad. También se rompió una cogida de la bandeja trasera con el uso normal. Y cuando plegué los asientos para meter mi mountainbike detrás, me quedé con las banquetas en la mano: el sistema de plegado es deficiente, nada que ver con la maravilla de mi Altea, mucho mejor pensado y ejecutado.
Ya sabe: si usted es novata, o mujer cuarentona, o un cani; y tiene poca pasta en su cuenta corriente; o simplemente le importa una mierda conducir... este es su auto.