lunes, 25 de noviembre de 2024

Cosas del enduro

Cuando mi amigo Antonio L.A. se compró una moto de enduro, Husqvarna FE350, poco imaginaba él que esa afición iba a ser tan gravosa. Cuando no era un radiador doblado, era un embrague que no iba bien, o unos rodamiento de la rueda trasera, el subchásis torcido o con juego en las cogidas, o un plástico roto... siempre había algo. 
Conociendo a Antonio, tampoco me extraña, dado que le gusta lo extremo y no se arredra ante ningún obstáculo, y se aburre con lo cotidiano y lo facilón.
Para rematar su primera temporada endurera, al final de la misma tuvo una colisión con algo que sobresalía en la margen izquierda de un camino, el polvo de otro "piloto" que le precedía le impidió verlo con más antelación. Tuvo el tiempo justo para apartar el pie izquierdo de la estribera, y salió despedido por los aires como disparado por una catapulta, aterrizando en un gran terraplén lleno de piedras y matojos.  Dada la velocidad a la que circulaban, aunque no fuera mucha, el vuelo y las posteriores volteretas fueron serios, y las consecuencias fueron diversos moratones y contusiones sobre su ya castigado cuerpo. 
La Husqui se llevó peor parte, con resultado de tapa de motor destrozada, estátor deformado y roto, y volante de inercia también doblado e irrecuperable. Antonio dejó pasar los meses de verano, y cuando ya logró tener todos los recambios y llegaron las primeras lluvias, se puso a montarlo todo, pero antes de cerrar el motor definitivamente quiso comprobar, y menos mal que lo hizo (en un alarde de imaginación o acto de ponerse en lo peor), el correcto centrado de la punta del cigüeñal que había recibido el golpe, y menos mal que lo hizo, pues tenía una pequeña desviación que se notaba a simple vista con el giro del volante de inercia. Un palo gordo, anímico y económico, pues seguramente un cigüeñal nuevo sea la pieza más cara del motor, y además se aprovecharía para cambiar pistón, rodamientos, retenes, juntas, etc.
Después de una hora y veinte minutos, entre los dos, llegamos a este estado:

Ahí tienen ustedes a la vista las entrañas de un motor Husqvarna 350 4T (KTM en realidad), un monocilíndrico sencillo dentro de lo que cabe, ligero y pequeño, pero potente. 

Antonio fue con el cigüeñal a JBD Competición para comprobar con exactitud la desviación, y quedó cifrada en tres décimas de milímetro, suficientes para producir vibraciones perniciosas, y seguramente roces entre volante de inercia y estátor, que llevarían a un pronto desastre mecánico:  


Sólo queda esperar las nuevas piezas y proceder al meticuloso montaje y posterior periodo de rodaje, ya que prácticamente todo el tren alternativo será nuevo. 

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