viernes, 7 de junio de 2024

Confirmación

Esta afirmación del consejero delegado (CEO) de Ducati es toda una declaración de intenciones:


 Cuando a mediados de los años 90 la marca pasó de manos italianas a TPG (Texas Pacific Group), una sociedad de inversión especializada en comprar barato, reflotar, revalorizar y vender, coincidió con la evolución del diseño conceptual de Tamburini a Terblanche, que muchos no acogieron con gusto, y la atención popular y clientelar se centró en ese tema antes que darse cuenta de que estábamos presenciando un verdadero cambio de aires que iba más allá de la imagen del producto.

TPG trajo cosas buenas, sin duda, mejorando el control de calidad e invirtiendo en maquinaria de fabricación más moderna acorde con los tiempos. Se acabaron los garrafales fallos de calidad de materiales, las erráticas disposiciones del cableado, la tardanza en servir repuestos. Pero al fin y al cabo, aunque quien mandaba ahora era un Consejo de Dirección que velaba por los socios anónimos de la entidad inversora que buscaba únicamente el beneficio pecuniario, dejaron al apartado técnico en manos de los ingenieros y diseñadores de Ducati. TPG no entiende de motos, sólo de rentabilidad. Ducati nunca entendió de rentabilidad, y toda su historia está plagada de fracasos económicos, siempre al borde de la ruina. Los hermanos Castiglioni, anteriores dueños, construían motos y las vendían con la finalidad de obtener dinero con el que poder competir en las carreras (lo mismo que hacía Enzo Ferrari, y que también le traía de cabeza para cuadrar sus cuentas). 
Los Castiglioni, quienes adquirieron Ducati en 1985, para salvar la marca vendieron a TPG el 51% de las acciones por unos 325 millones de dólares a finales de 1995. Un par de años más tarde TPG compró el resto, y a continuación vendió el 65% para obtener liquidez, quedando como socio mayoritario. El CEO seguiría siendo el mismo desde principio del 2000, Federico Minolli, lo que dio continuidad a la marca, mientras los verdaderos dueños iban cambiando su denominación aún siendo prácticamente los mismos, hasta que, en 2012, fue vendida a Automobili Lamborghini, propiedad de Audi, por 1.100 millones de dólares. 
Con la entrada de los alemanes en el juego, llegó la verdadera revolución técnica: la Panigale, desterrando las correas de distribución y el chasis multitubular de acero, e introduciendo enormes mejoras en el diseño del motor y la calidad de construcción. 
Hace pocos días hicimos un reglaje de válvulas a una Multistrada 950 con 30.000 km, y estaban todas en valores aceptables, algo impensable sólo unos pocos años antes. 

Los motivos de la adquisición por parte de Audi no están claros, al menos para mí. Las motos no son el mundo del todopoderoso grupo VW, y la teoría más plausible que circula es que quería situarse en un plano de competitividad frente a su sempiterno rival BMW. Yo no me lo creo del todo, pues no se hacen motos bajo la marca Audi (ni creo que se hagan, aunque en el pasado sí hubo motos NSU, que llegó a ser el mayor fabricante de motocicletas del planeta), y han seguido con la denominación de marca y la imagen de producto de Ducati, a pesar de las patentes mejoras técnicas y tecnológicas y la inyección de capital que ha puesto en órbita a los de Bolonia, tanto en ventas como en competición. 
Pero Audi tiene una mentalidad comercial, y si compite es para vender más: gana el domingo para vender el lunes. No conoce la gloria ni la épica de lo que significa el sacrificio de una fábrica para ganar carreras, la lucha de David contra Goliat, el talento para tener ideas geniales, retorcer reglamentos, y sobre todo diseñar las máquinas más bellas y deseadas. Lo que sí conoce son los beneficios económicos, los resultados de ventas. Y ese es un mundo en el que se desenvuelven muy bien, llegando a desbancar a Toyota como mayor fabricante de coches. 
Vender, vender y vender. Si además se ganan carreras, bienvenido sea, pero eso es algo secundario para los de Ingolstadt. 
Y fichando a MM93, tachando esa operación como genialidad del mercadeo (marketing), se retratan sin vergüenza. 
Una elección difícil la que han tenido que hacer, pero se ha hecho. Han fichado a Marc porque así venderán más motos. Si gana carreras o el mundial, eso ya se verá. Ojo, que yo no lo pongo en duda, ni tampoco puedo afirmar lo contrario. Pero la otra opción, JM89, actual líder del campeonato y peleador por el mismo durante las dos últimas temporadas, ha sido engañado y objeto de manipulación, y eso está muy feo. Los aficionados tenemos que darnos cuenta de esas cosas y olvidar fanatismos, favoritismos y filias, en pro de la objetividad, la justicia, el valor de lo presente.

Así lo veo, y así lo he dicho.

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