Hace tiempo hablaba un poco más de cine por aquí. Pero ante la ausencia de buenas películas en el mercado (o al menos que a mí me gustaran, que no tiene porqué ser lo mismo), que me deprime y me lleva a no escribir por escribir, he tenido que esperar bastante hasta dar con algo mencionable. La segunda cuestión es animarme a ir a una sala cinematográfica a disfrutar del visionado, cosa que se me hace muy cuesta arriba por la falta de educación y de higiene de algunos usuarios, y eso que trato de acudir un lunes, por ejemplo, jamás el día del espectador o en fin de semana.
De modo que me dispongo a reseñarles muy brevemente los filmes que más me han gustado de lo que he visto de un tiempo a esta parte, tanto en sala como en mi propia casa a través de alguna plataforma de streaming:
Dune: La primera parte, dirigida por Denis Villeneuve, lo que es para mí toda una referencia dados sus trabajos previos que nunca me han decepcionado. En esta ocasión hace una adaptación de la famosa novela mucho más profunda que la ochentera del pirado de David Lynch, no sólo por el alcance de la tecnología actual de efectos especiales (fundamental cuando se trata de un trabajo de ciencia ficción), sino por el tratamiento más profundo de los personajes. Los actores todos muy bien, la ambientación es perfecta, la historia se cuenta tal y como figura en el libro de Frank Herbert, que ya leyera en su día hace décadas. Me gustó mucho y me dejó con ganas de más. La vi en sala, y posteriormente de nuevo, en versión original, en casa. Deseando ver la segunda entrega.
Zatoichi: Como fan del cine japonés, tanto clásico (con sus imprescindibles obras que todo amante del celuloide debe revisitar de vez en cuando) como más moderno, no he podido dejar pasar esta película dirigida y protagonizada por Takeshi Kitano, quien también compuso el guión. Este señor es un artista polifacético, y aunque en la mayoría de las películas en las que actúa podría tildársele de algo hierático, lo tomo como parte de sus peliagudos personajes, inmersos en la profunda cultura nipona de samuráis y yakuza. En esta ocasión, interpreta a un masajista ciego y de cierta edad, que viaja a solas como un nómada hasta que llega a un pueblo del Japón del siglo XIX. Allí se aloja en casa de un solterona que vive con un sobrino, y se gana la vida dando masajes y jugando a los dados con una poco habitual buena fortuna. Se produce en esos días una lucha entre los cabecillas de las bandas de la zona, y esta historia se mezcla con la de dos hermanas que llegan al mismo pueblo en busca de venganza por el asesinato de su familia. Asimismo, aparece un ronin acompañado de su hermana enferma, un habilidoso espadachín que se pone al servicio del tirano del lugar. Se suceden algunas escenas de lucha con espadas, bien realizadas y con chorros casi cómicos de pintura roja por doquier. Hay buenos golpes de humor, pero también podremos descubrir tristes y desoladoras historias de abusos y enfermedad. Merece la pena destacar la importancia de la música en este filme, a menudo perfectamente acompasada con la acción, y con un remate final espectacular que pareciera salido del más colorido Bolliwood.
Sólo queda decir que la peli es de 2003, y que la vi ya hace tiempo, pero he pasado un muy buen rato volviéndola a ver recientemente. Está en Prime Video.
El personaje fue creado en los años sesenta como protagonista de una serie de novelas en las que hacía de justiciero social, y esta adaptación al cine, que mezcla comedia y drama, es sencillamente fantástica.
Oppenheimer: A vueltas con Nolan, que se pone al frente de este inmenso proyecto lleno de estrellas del cine, encabezadas por Cillian Murphy (otrora famoso por su papel en la serie Peaky Blinders), como son Robert Downey Jr, Emily Blunt, Rami Malek, Matt Damon, Gary Oldman, Casey Affleck y Kenneth Branagh, entre muchos otros. Con una realización impecable, como ya nos tiene acostumbrados este director, una banda sonora creada al efecto de manera magistral (con cierta resemblanza en algunos pasajes a la que pudimos disfrutar en Tenet), nos cuenta, mientras se sucede un interrogatorio a Oppenheimer para renovar su credencial de seguridad militar (lo que le permitiría seguir investigando con los medios a los que ha ido acostumbrándose en los últimos años), a la par que se hace una vista a Lewis Strauss, miembro destacado de la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos, para ingresarlo en el Gabinete de la Presidencia, y mediante la técnica del flash back, cómo se originó y se desarrolló el Proyecto Manhattan.
Hay que decir que la película tiene una duración excesiva, tres horas, y aunque todo lo que se cuenta debe ser y es contado, quizá el formato del cine no hay sido lo más adecuado, se me hizo larga, que no pesada. Hay mucha información, muchos personajes, muchas historias alrededor de la principal. Pero está tan brillantemente ejecutado todo, que merece la pena verla, aunque sea una sola vez, en la gran pantalla. Lo peor para mí ha sido, precisamente, la actuación de Murphy, que si me pareció aceptable y hasta buena en Peaky Blinders, se descubre que tiene un único registro de actuación, y que quizá sea el hacer de él mismo. Quizá se adapte al personaje, y el lo que el director buscaba expresamente, pero no me gustan los actores que no actúan, lo considero un fraude. Y lo pero es que hay muchos así y han logrado gran fama haciendo el mismo papel toda su jodida vida...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.