martes, 21 de febrero de 2023

Doble propósito

Pues no encontraba el momento de salirme del asfalto con el Tigre, y llevo un par de semanas con muchas ganas. He tenido, por tanto, tiempo para madurar la cuestión y apaciguar las ganas.
Porque con un morlaco así hay que tomarse las cosas con calma, cosa que, por otro lado, no estoy del todo seguro si estoy espiritualmente preparado.
Viniendo de una KTM 690 Enduro, la sangre hierve, y aunque me queda poco pelo (y el poco que me queda es cano), aún me gusta roscar el mango de cuando en cuando... y hacerlo con un Tigre en pistas de baja adherencia puede no ser la mejor de las ideas.


Escogí para este bautismo u ejercicio iniciático la vía Puerta Verde que va de San Juan del Puerto a Niebla, sólo unos catorce km de pista en buen estado en general, que en buena parte discurre junto una bonita Dehesa destinada al criado de ganado vacuno. Había toros de color negro que miraban con seriedad mientras un par de terneros corrieron asustados ante mi presencia.


La Triumph se comporta tal y como esperaba. He esperado a tener poca gasolina en el tanque, lo que es algo aleatorio teniendo en cuenta que aún no tengo cogido el punto al dial indicador del nivel, pues el aforador no es consistente en sus lecturas, sino más bien un indicador a modo general. Dicen que cuando enciende la luz de reserva deberían quedar unos cinco o seis litros, pero no he podido comprobarlo todavía. 
Sea como fuere, con los Tourance Next, que básicamente con gomas puras de carretera, y además con  las presiones recomendadas para asfalto de 2'5 delante y 2'9 detrás, el paseo tenía que ser con mucho tiento y tacto con el puño del gas. Las inercias se notan, cuesta frenarla y hay que tener cuidado porque se embala a la mínima insinuación con el gas. 
Quedé algo sorprendido porque no traccionaba nada mal teniendo en cuenta las aludidas circunstancias sobre neumáticos, y mis prejuicios acerca de la capacidad de este tipo de propulsor (tricilíndrico con cigüeñal calado típicamente a 240º), pero creo que el peso del mastodonte ayuda a que la ruda trasera muerda el suelo. Otra explicación no veo. Todo esto sin pasar de 3.000 RPM, pues el par disponible en este prodigioso propulsor es desmesurado para circular por estos terrenos inestables (ofrece su momento máximo de 92 newton/metro a sólo 4.400 RPM, lo que es MUCHO). 
 
En definitiva, que llegué a Niebla sano y salvo, muy prudente. Volví por una antigua carretera que enlaza con Trigueros, y me desvié a la izquierda para pasar por el Dolmen de Soto, y menos mal que fui en esta moto, porque la carretera, si es que se puede llamar así, que lleva del monumento megalítico hasta la nacional de San Juan a Niebla es casi inexistente, convertida hoy en un camino lleno de trampas de variado estilo. Jamás vi tamaño estado de abandono en algo público. Decepcionante y terrible, y muy aleccionador sobre nuestro tiempo...

En fin, deseando hacer nuevas pruebas con cambios en la presión de los neumáticos, o incluso montar unos más mixtos... pero me resisto a esto último por no querer renunciar a lo bien que va en carretera.

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