Cuando uno se hace de una moto con quince años y muchos miles de kilómetros, hay que revisar todo en general, aunque el anterior dueño te haya dicho que ha sido llevado el mantenimiento y recién cambiado aceite y otros líquidos…
Suerte para mí que es algo que no me cuesta trabajo, es más, me gusta y lo tomo como un hobby. Poco a poco, con los años y la práctica he ido aprendiendo técnicas, trucos, y me he ido haciendo con herramientas de todo tipo. Pero tengo mis limitaciones , obviamente.
Una de las cositas que tenía la Tiger, que descubrí pasados unos días con ella, es que los rodamientos de la dirección están tocados, los tenía flojos y hacía un sonoro “cloc” cuando cogía un bache o un badén. Pero al apretarlos resultó que tenía el típico punto en medio, cuando el manillar está recto, que se queda como cogido, lo que resta precisión, estabilidad, y puede resultar hasta peligroso circulando a baja velocidad entre el tráfico.
Toca desmontar y cambiar.
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