Las glándulas sudoríparas humanas, presentes en abundancia en las axilas y las ingles, producen secreciones que combinadas con el sebo de la piel se convierten en alimento de diferentes tipos de bacterias, las cuales producen como desecho sustancias volátiles malolientes.
Pero la población asiática, como chinos, coreanos y demás, no produce olor corporal desagradable como los demás humanos.
Esto se debe principalmente a un gen llamado ABCC11. Los asiáticos tienen un alelo (una variante) para dicho gen que cambia radicalmente la composición bioquímica del sudor.
Esto hace que el cuerpo de dichas personas no produzcan mal olor causado por el sudor, o en su defecto, produzcan un leve olor ácido poco perceptible.
Esta es la razón por la que en dichos países la comercialización de desodorantes no es tan popular ni deja tantos dividendos para las industrias fabricantes de estos.
Actualmente se promueve el uso de desodorantes hidratantes de la piel para que la población se interese en adquirir estos productos pensando no solo en la higiene sino en la estética y la salud corporal.
Existen genetistas como George Church que abogan por introducir deliberadamente mutaciones como esta en los humanos. Esto es una modificación genética que buscaría la mejora del ser humano mediante técnicas artificiales, pero es un asunto que tendría que someterse a debate y es muy controversial.
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