Obras previstas para catorce meses van a mantener cortado el puente Sifón Santa Eulalia, salida natural para senderistas, caminantes de variado pelaje, betetés y cicloturistas al uso, que a cientos van y vienen a diario por ésta, la única salida de Huelva hacia el Oeste posible.
Me encontré varias vallas cortando el pasopasó tanto a la vía multinodal como a la carretera, sin señalización ni explicación o aviso alguno. Estas cosas pasan. Siguen pasando, quiero decir, aún en pleno siglo XXI.
Me busco la vida por una de las otras posibles salidas, en esta ocasión hacia el Norte, por la carretera del cementerio, y voy improvisando en dirección a Gibraleón. En mi exploración acabé en un carril sin asfaltar, en el que oso introducirme sin reparos a pesar de ir con la Emonda y sus delicadas ruedas Bontrager RXL “parte-radios”, pero salgo airoso del trance, incluso habiendo tenido que cruzar un charco con barro y todo bajo un puente que salva la autopista A-49...
El ritmo es desigual, voy alerta porque no he transitado por estos lares, pero pronto llegaría al Camino de Valverde por el que tomo en dirección Sur, hacia la capital. Esto lo he hecho algunas veces en sentido contrario y lo conozco, aprovecho el ligero viento de cola hasta llegar de nuevo a la carretera de La Ribera, con un asfalto pésimo en el trozo dedicado a los vehículos a motor, y bochornosamente lamentable y prácticamente inciclable por el arcén. Retomo la carretera del cementerio en sentido inverso, y llego a Huelva, donde pronto tengo un golpe, el primero con la flaca en varios años de práctica, por un despiste de medio segundo: alcanzo al coche que me precede que había frenado para aparcar justo cuando yo miraba hacia atrás para adelantarle. Un poco de panic breaking haciendo un invertido involuntario y finalmente topé con el parachoques de Ford Mondeo casi parado ya, pero no pude evitar caer aparatosamente dejando la bici en medio de la calle y yo dando una voltereta espectacular que se resolvió con un leve raspón en una rodilla y ya.
Sin más daños materiales que lamentar, Al día siguiente, para resarcirme y ganar la batalla mental de ciclista aguerrido, he vuelto hacer la misma ruta, evitando el tramo offroad, con energía y valor, a pesar de encontrarme viento de cara en la vuelta. Satisfecho y contento, por el momento quedo suave para un par de días, mientras doy vueltas a posibles alternativas para no repetir trayectos que hagan aburridas mis salidas.
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