Aunque no era santo de mi devoción, reconozco que Pau Donés tenía arte para las letras. Y es que a veces, a pesar de todo, me dan ganas de dar un beso a mi flaca, mi treintañera Otero Pentax, talla 58, que con el tiempo y ganas he ido adaptando a mi fisonomía tipo Alfredo Landa: bajito, moreno y cabreao, como aprendí hace muchos muchos años en la película "La loca historia de los tres mosqueteros", de Martes y Trece.
Después de varias incursiones de bici todo terreno seguidas, era hora de hacer unos km por lo negro, y aunque la mañana estaba fría, el cuerpo me pedía marcha. Un poco de ropa técnica, un par de chocolatinas al bolsillo de la espalda, y a tirar millas, literalmente:
Y subí hasta Lepe por la carretera vieja, que tiene un repecho inicial bastante serio, aunque se pasa fácil porque no es muy largo. La vuelta fue con un raro viento de Noreste en contra prácticamente todo el trayecto, y el tramo de la carretera paisajista de Malpica se me fue en un suspiro.
Experiencia positiva, muy feliz con la Otero, que para mis pretensiones me sobra. Y ya estoy preparando un paso más en la adaptación a tiempos más actuales para hacer algo con la transmisión, porque lleva un cassette de sólo 6 velocidades, con piñones de 14 a 21 dientes, que se me hace muy duro y atrancado para subir según qué cuestas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.