jueves, 7 de enero de 2021

La flaca no teme al frío

 Aunque no era santo de mi devoción, reconozco que Pau Donés tenía arte para las letras. Y es que a veces, a pesar de todo, me dan ganas de dar un beso a mi flaca, mi treintañera Otero Pentax, talla 58, que con el tiempo y ganas he ido adaptando a mi fisonomía tipo Alfredo Landa: bajito, moreno y cabreao, como aprendí hace muchos muchos años en la película "La loca historia de los tres mosqueteros", de Martes y Trece. 

Después de varias incursiones de bici todo terreno seguidas, era hora de hacer unos km por lo negro, y aunque la mañana estaba fría, el cuerpo me pedía marcha. Un poco de ropa técnica, un par de chocolatinas al bolsillo de la espalda, y a tirar millas, literalmente:


Reservándome al principio, porque no sabía cómo iba mi cuerpecito a responder a las exigencias de la ruta, fui quemando etapas rápidamente, más de lo previsto. En poco menos de una hora ya estaba en Cartaya. Muy pronto llegué a Lepe, que crucé por la travesía habitual hasta la super-rotonda que permite tirar hacia La Antilla por un desdoble que hicieron hace unos años. Luego tomé esta imagen fehaciente de mi paso por la localidad playera:

Y subí hasta Lepe por la carretera vieja, que tiene un repecho inicial bastante serio, aunque se pasa fácil porque no es muy largo. La vuelta fue con un raro viento de Noreste en contra prácticamente todo el trayecto, y el tramo de la carretera paisajista de Malpica se me fue en un suspiro. 

Experiencia positiva, muy feliz con la Otero, que para mis pretensiones me sobra. Y ya estoy preparando un paso más en la adaptación a tiempos más actuales para hacer algo con la transmisión, porque lleva un cassette de sólo 6 velocidades, con piñones de 14 a 21 dientes, que se me hace muy duro y atrancado para subir según qué cuestas...

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