La Libertad suele tener un precio. Hace unos días es posible que una cámara con sensor de velocidad captara que circulaba a 0’036 km/s, y puede que este hecho tenga sus consecuencias.
Mientras tanto, no puedo sino sentirme un privilegiado por muchos motivos, con la que está cayendo. Las lacras del desempleo y la enfermedad asolan un mundo, un planeta, en el que puede que el principal problema sea que somos demasiados. Esto no es nuevo, hay mucho escrito desde que Thomas R. Malthus, en su libro de 1798 "Ensayo sobre el principio de la población" (An Essay on the Principle of Population) predijo que la sobrepoblación provocaría la extinción de la raza humana para el año 1880. Vale, se pasó un poco, pero no iba mal encaminado filosóficamente.
"Todos sobre Zanzíbar" es una novela de ciencia ficción distópica escrita por John Brunner y publicada por primera vez en 1968, de la que ya hablé por aquí hace mucho tiempo, y trata este asunto y sus consecuencias más inmediatas, en general la falta de recursos para todos.
Pero de momento tengo un oficio (monótono, rutinario, y quizá hasta aburrido y poco motivante), y no me ha atacado el covid19, ni a familiares o amigos. Y a pesar de las restricciones en derechos de circulación, puedo disfrutar de cierta actividad física en plena naturaleza, que es sano y siempre bienvenida.
El campo se cubre de verde, por fin. Aire puro, paz, agua y sol nos acompañan en los trayectos entre el bosque surcado por una red de senderos.
Las fronteras ¿existen? En esta era de globalización parece que se incrementa el sentimiento de propiedad hasta límites insospechados. Mejor no planteárselo y mirar hacia adelante. No molestar a nadie, no abusar, sonreir. Amar.
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