Error de cálculo, pues ya atardece antes y no me di cuenta. Creí que la puesta del Sol sería sobre las 20:30... cuando en realidad ocurrió tres cuartos de hora antes. Esto supuso un revés, un inconveniente, pero tampoco fue tan grave: Pedrito llevaba una linterna de esas que se ponen en la frente, tipo minero, más la ayuda de la potente linterna de su iPhone, y con tiento, poco a poco, metro a metro, con algún derrape inesperado, raíces en forma de trampa, agujeros imposibles de intuir... en fin, lo propio de la oscuridad.
Pero todo comenzó con la idea de llegar al enduro del Piedras, que desde Huelva tiene un tironcito, un pelo menos para Pedrito que vive ocho kilómetros más allá. Trazamos por la vía más directa, sin entretenernos más de la cuenta en senderos retorcidos, pues ya tendríamos ración de ciclismo técnico en la zona de Arroyo Gordo, que a mí personalmente me encanta.
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