miércoles, 4 de marzo de 2020

Regina Superleggera

Así es. Italia, cuna del diseño y la velocidad... entre otras cosas.
Y mi flaca, esa Otero de principios de los años 90 de otro siglo, que debe llevar muchos kilómetros en su cuadro de acero, comenzó a saltar la cadena en uno de los piñones, síntoma inequívoco de desgaste.
Encontrar una piñonera de la época que case con la llanta Campagnolo de entonces puede convertirse en una tarea complicada en este mundo en el que circulamos arrastrados por la obsolescencia programada y los estándares cambiantes en pro del continuo gasto del usuario aficionado.
Sólo queda en mi ciudad una tienda de bicis añeja, la única que ha resistido los embates de los tiempos modernos, de la crisis del 2008, de la era interné, y de la atroz competencia en modo de tiendas físicas que se abren y cierran por doquier: Sport Bici.
Fuera como fuese, tenían no una igual que la mía, sino aún mejor, con algunos piñones, los más grandes, de aluminio. Guau, tope de gama para mi rancia flaca!!!
La piñonera de marca Regina, modelo America Superleggera, de seis piñones en rango 14-21 (sólo para gente de la vieja escuela, absténganse flojillos acostumbrados a las 12 velocidades, compact, cambios electrónicos y amigos de la fibra de carbono), se sirve guardadita en una caja redonda de metal que parece una pequeña bombonera:

bombón

Tenían otra opción, misma calidad, pero siete piñones en rango suicida 13-19, sólo apta para Induráin, Delgado, Bahamontes o Eddie "el caníbal".

old vs new
Muy amablemente y sin cargo, en la misma tienda procedieron a desmontar la vieja y acoplar la nueva, cosa que hicieron en un plis-plas con la llave especial Campagnolo de la que yo carezco. Al llegar a casa, aprovechando que tenía la rueda desmontada de la bici, aproveché para dar una breve limpieza al buje, una bella pieza de alas anchas e impecable factura, tallada en la masa. Ya no se hacen cositas así, y es una pena. Hoy, el peso ha ganado la batalla a la belleza, a la estética, al placer de ver y disfrutar de la cosa aunque esté quieta. Hubo un tiempo en que la función y la forma iban de la mano...




Ahora puedo seguir disfrutando de mi Otero Pentax, no necesito más, y es que en verdad no es poca cosa, cuidao!

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