Norman Spinrad nos dejó Incordie a Jack Barron en 1969, y consiguió nominaciones a los premios Hugo y Nebula. El descubrimiento para mí de este maravilloso autor ha sido providencia, y no es la primera vez que, buscando algo para leer, cualquier cosa relacionado con lo que me gusta, me topo con una maravilla que ha estado oculta de las corrientes principales de la literatura. Eso o yo soy poco exigente y me conformo con cualquier cosa. Pero no creo. Este libro es bueno, muy bueno, de lo mejor. Les copio la sinopsis:
Jack Barron es el presentador de «Incordie a Jack Barron», el programa de televisión en el que millones de espectadores tienen la oportunidad de denunciar la corrupción de políticos y empresarios. Desde el poder de la audiencia Barron no teme enfrentarse a nadie, y eso incluye a Benedict Howards, el millonario director de la Fundación para la Inmortalidad Humana, un instituto que ofrece a sus clientes la vida eterna a través de la congelación criogénica. Pero el complejo científico de Howards ampara en secreto un negocio de millones de dólares. Incordie a Jack Barron fue denunciada en el Parlamento norteamericano por «depravada, cínica, repulsiva, degenerada y altamente irreverente». Con esta novela. Norman Spinrad nos introduce en un mundo inquietantemente próximo a nuestra realidad, donde la política, el dinero y los medios de comunicación compiten sin piedad por la hegemonía de la opinión pública.
Escrita en 1969, la novela parece escrita ayer mismo. El personaje principal, presentador carismático de un programa que incordia constantemente a los poderosos, y que, por ello mismo, es codiciado por los mismos, y que goza de una audiencia fenomenal, parece sacado directamente de algunos shows mediáticos de rabiosa actualidad. Asimismo, todo el juego visual con las cámaras y las pantallas de televisión, manejado por el presentador desde su mesa mediante botones escondidos al espectador, nos retrotrae inmediatamente a la pirotecnia visual de la televisión de nuestros días. Todo ello resulta de una clarividencia increíble, aunque probablemente Spinrad no se propuso predecir el futuro, sino extrapolar su presente haciendo uso de su imaginación.
La novela está tratada también con un realismo notable. A pesar de que la criogenización no es posible, por más que haya empresas que en la actualidad prometen que si, todo está tratado con una verosimilitud tan notable que por momentos todo lo planteado en la novela parece aplicable a la realidad. El relato se ambienta en la realidad contemporánea al escritor, pero bien podría ser la nuestra actual. El uso de términos científicos es plausible y creíble, al menos para el que no entiende mucho de ciencia. Una vez aceptada la premisa, el lector, gracias a las habilidades como escritor de Spinrad, se deja envolver, y de qué manera, por el relato.
Los personajes también destacan por su psicología y su personalidad, fuertemente definida, y que experimenta cambios a lo largo del relato. Jack Barron, hombre de fuerte personalidad, carismático y en apariencia fuerte, tiene que hacer frente a conspiraciones y presiones políticas y empresariales, viendo tambalearse a veces su fortaleza y su honestidad. A lo largo del relato se las ve y se las desea para solucionar los problemas éticos que le caen encima, y tiene que cuestionarse hasta qué punto debe y quiere sacrificar su honestidad e integridad. Los juegos de manos que realiza, los enfrentamientos dialécticos con sus oponentes, son brillantísimos, a la vez que nos hablan de los intríngulis del poder político, de las mecánicas e intereses que constituyen la política de los Estados Unidos, y por ende de cualquier otra parte.
De la misma forma, el desenlace del relato no resulta convencional, deparando más de una horrible sorpresa, conviertiéndolo en una tragedia de proporciones espantosas para el protagonista.
Ya les digo y les repito: inexcusable es su lectura, dense prisa. Disfrutarán, sin duda.
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