Arena, polvo, sudor, calor. Incluso empezando a las 9 de la mañana.
El tiempo pasa, y recuerdo cuando hace más de veinte años ya surcaba estos senderos, algunos ya desaparecidos, pero muchos otros creados en estos últimos años.
Para mí, trasladarme a vivir a Huelva supuso muchas cosas, la mayoría de ellas son buenas.Una es la posibilidad, el lujo (añado y considero), de tener tan cerca y accesible el poder disfrutar de la bicicleta de campo. Sí, de campo y punto, porque esto no es mtb (para eso hay que alejarse algunas decenas de km y llegar a la montaña).
Pero la modalidad de senderos entre los pinos es igualmente satisfactoria, emocionante, salvaje y productora de felicidad.
Incluso cuando hace meses que no llueve...
Los últimos desbroces han dejado algunos parajes casi irreconocibles, y han destrozado caminitos varios. Bueno, el bosque está vivo y surgen otros nuevos.
Río, pedaleo, grito, aspiro y expiro, bombeo, dejo correr el velocípedo cuando la gravedad va a mi favor, atravieso bancos de arena, esquivo raíces. DISFRUTO.
Y siempre, siempre, siempre, esa sensación de libertad!!!!
Las pequeñas heridas te dejarán más tiempo vivo el recuerdo de lo mucho que disfrutaste
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