Cuando hicimos el último cambio de neumáticos a la rubia, detectamos una fuga por el retén de la barra izquierda de la suspensión delantera. Los guardapolvos tampoco estaban en muy buen estado. Entre eso, y que tras más de dos años de uso ya toca cambiar el hidráulico, decidí matar varios pájaros de un tiro y hacer un remozado total de la horquilla. No me extiendo mucho en la descripción de las operaciones, y dejo una serie de imágenes con algunos breves comentarios para que se entienda bien y quede adornado.
Este era el estado original de las barras y tapones superiores:
Obsérvense las marcas en las caras de la tuerca para desmontar el tapón |
Primer plano de las punteras y barras, con sus respectivos acabados: punteras pintadas en gris, barras en acero pulido, botellas en el gris original del aluminio |
Esta imagen ya les sonará, pues no es la primera vez que lo hago:
La rubia semidesnuda. Así ha estado tres semanas entre pitos y flautas |
La horquilla lista para proceder a su desbarajuste:
Las botellas y las barras iban a sufrir un tratamiento de mejora estética y dinámica. Las botellas serán anodizadas en color dorado, del tono empleado por Öhlins, y a las barras se les dará un tratamiento antifricción.
Estos tratamientos los haría una empresa valenciana, "Restaurometal", que descubrí a través de Instagram. Hubo que desmontar y limpiar todo, empaquetar bien protegido, y esperar a que un mensajero lo recogiera.
Cuando desmonté los componentes de los reguladores superiores pude comprobar ciertas piezas habían perdido su tono azul original por la parte vista:
Pues tendrían que irse también a Valencia |
Mientras se hacían esos trabajitos, a ratos fui haciendo otras cosas.
Pinté el frontal del carenado para dejarlo en su estado original, que considero más elegante que con el vinilo que tenía puesto cuando la compré. En otra entrada contaré un pequeño detalle que tuve que hacer a este respecto también.
En mi casa, tranquilamente, con cuidado para no perder ni entremezclar nada, desmonté las válvulas para limpiarlas bien a fondo, una tarea curiosa que, la verdad, ni siquiera sé si notaré algo, jajajjaja, pero en el proceso he aprendido y me he entretenido:
Cuando llegaron las piezas de Valencia, comenzó la segunda fase: montar, cambiando retenes y guardapolvos. Aprovechamos para cambiar un par de casquillos de fricción también.
Semiporno |
Ese proceso tuvo lugar en Monkey Road Performance, con la inestimable ayuda y guía del encargado de la sección de suspensiones, Antonio Lozano Arias.
Ya en mi casa, dediqué un buen rato a llevar la máquina a este estado:
Poco a poco va tomando forma |
Les pongo un detalle para que vean el acabado de los tapones de las botellas y los elementos para regular la precarga, que Vicente José Cortés pulió a mano con mucho cariño y dedicación:
Las tardes en el Club Social MR dan mucho de sí... |
La tardanza en volver a montar la moto se ha debido sobre todo a una demora en el envío de una serie de repuestillos por parte de Ducati. Me gusta aprovechar estos parones para ir puliendo detalles en una moto de quince años cuyos dueños anteriores... digamos que no le prestaron el cariño debido.
Esto se traduce en pequeños detalles (lo gordo e importante se hizo al principio, comprenderán), cositas como tornillos sueltos, arandelas de teflón para proteger el carenado, un cable para hacer una mejora en el momento del arranque (que por cierto ha funcionado a las mil maravillas), etc.
Instantánea con mala luz, pero prueba fehaciente de que la acabé |
No pude resistir salir a dar un garbeo, breve, para comprobar que todo funciona. Y lo hace. De maravilla.
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