sábado, 22 de diciembre de 2018

Cruisin’

Un paseo, dije. Una vueltecita tranquila, pensé. 
Uf, hace fresco: paso del mono de cuero de una pieza. Total, iré con la M900 y en plan tranqui. Un par de camisetas, el cortavientos, la chaqueta con forro térmico y protecciones integradas, los guantes enguatados. Eso sí, los pantalones de cuero con deslizaderas, por si acaso, nunca se sabe...


Sobre las 10:30 ó las 11, la temperatura subió, como es costumbre en el lugar, y dejé de sentir frío en las piernas. 
Un café cortado en la Venta del Cruce, pocas motos aún, pues es temprano. Una R1M en el parking, la creme de la creme, preciosa. No es una Panigale, pero me valdría, estoy seguro.
Sigo ruta hacia el Norte. Galaroza, Fuenteheridos, Aracena, y ahí comienzo a bajar en dirección Campofrío y Riotinto. 
Antes de alcanzar Campofrío soy adelantado por un grupo de motoristas que van muy rápido. Los veo venir de lejos y me aparto para dejarles pasar cómodamente. No me saluda ni uno. 
¿Voy tan lento? Simplemente tiro a lo que el cuerpo me pide. Mi felicidad no se rige por la de los demás, quiero creer, quiero pensar. Sigo hasta Valverde sin mayores incidencias, el Sol luce esplendoroso, hay cierto tráfico, no me preocupo más que por disfrutar del paseo.
Alargo la vuelta desviándome hacia Sotiel Coronada para coger el tramo de curvas que da a los Pinos, dejándome llevar por el pompone, el motor ronronea, yo sonrío, y una Yamaha de 1000cc me adelante a, calculo, medio metro. Ummmm, ¿por qué? Buffff, a saber... cada cual tiene sus fobias, sus manías y sus procederes, pero está claro que hay cosas que no son correctas. Detrás viene una R6 con él, pero como aprieto un poco, sólo un poco, se ve incapaz de superar a una moto con 40 cv menos. Y aunque no se trata de eso en la vida y en esta carretera precisamente, lo hago. ¿Por qué? Porque sí, es suficiente razón para mí.

Desde el cruce con la carretera nacional hasta casa no hay nada que resaltar, salvo señalar que las obras que van para dos años siguen igual a ojos del que pasa por los desvíos provisionales. 

Un paseo, simplemente eso. Una agradable vuelta a lomos de una magnífica moto, que no es perfecta, pero me vale. Por supuesto. Claro. Sí. 

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