lunes, 22 de octubre de 2018

Ducati F1

En esta ocasión no me refiero a la exitosa motocicleta de 750 de los años ochenta, sino a la Fórmula Uno, un sueño furtivo...

La vida da muchas vueltas. Cuando en 2012 Audi se hizo con Ducati muchos aficionados a la marca pensaron que aquella adquisición era una herejía. Una panda de aburguesados alemanes enlatados controlando una marca tan pasional como la indómita Ducati no podía ser algo positivo aunque luego sí resultó serlo, pero eso es otra historia, seguramente porque porque ni los alemanes estaban tan aburguesados, ni Ducati era entonces ni tan pasional ni tan indómita como lo fue en sus años gloriosos... 

Pero ya en los sesenta quiso vincularse con el mundo de la automoción, y casi lo consiguió. 

Durante toda su historia, Ducati ha sido un referente en la creación de motos con un diseño sugerente y fieles a la innovación tecnológica que le permitían sus recursos. Una empresa pequeña como Ducati se permitió el lujo de crear avances como la distribución demodrómica aplicada a las motocicletas. Su artífice fue el ingeniero Fabio Taglioni quien en 1956 desarrolló la distribución de la Ducati 125 Grand Prix, o Ducati 125 Desmo.

Tras su fundación en 1926 y un éxito moderado tanto a nivel comercial como en competición. Su supervivencia estaba ligada a la industria y en sus inicios el éxito de la firma pasó por la fabricación de equipos y componentes de radio. Ducati pasó una época oscura cuando sus instalaciones fueron devastadas por los bombardeos de los aliados durante la Operación Pancake de 1944.

Durante los años posteriores la fabricación de los motores de Ducati Cucciolo recondujeron el futuro de la empresa, centrándose en la producción de motocicletas. La Cucciolo de Aldo Farinelli salvó a Ducati de la desaparición y la convirtió en las bases de lo que hoy conocemos como Ducati.

En esta reencontrada pasión por la mecánica, Ducati comenzó a interesarse en cómo hacerse un hueco en la incipiente economía de posguerra. La recuperación económica les llevó a pensar en los automóviles: todo el mundo quería uno y todas las marcas querían presentar su bólido.
Ducati presentó el Ducati DU-4 de 1946, un prototipo de coche fabricado en torno a un chasis multitubular de acero que en su parte delantera montaba un motor bicilíndrico en uve a 90º refrigerado por aire (como no podía ser de otra manera en una creación de Borgo Panigale), con una cilindrada de 250 cc. 

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Engendro
El proyecto fue mostrado en Milán pero el escaso interés generado llevó a los responsables del proyecto a apartarlo en un rincón. 

Por aquel entonces la Fórmula 1 se tuvo que enfrentar a una difícil decisión. La escalada de la potencia en los monoplazas de mediados de siglo convirtieron a la F1 en un deporte de alto riesgo para la vida de los pilotos y tras las muertes de Chris Bristow, Harry Schell y Alan Stacey en 1960 se decidió que era hora de atajar el problema.

El reglamento de la Fórmula 1 redujo la cilindrada máxima de 2.5 a 1.5 litros y bajo este nuevo paraguas normativo Ducati vio su oportunidad. Fabio Taglioni (sí, el mismo que llevó a Ducati la distribución desmodrómica) se puso a trabajar sobre un folio en blanco y creó una bestia para la época: un motor de Fórmula 1 de ocho cilindros en uve a 90º refrigerado por aire y distribución desmodrómica:



El diseño fue bien, tanto como que conseguía producir más de unos generosos 170 CV que si bien ahora no nos sorprenden especialmente para la época era un rendimiento magnífico. Ahora sólo faltaba un coche en el que montarlo y encontraron un poderoso aliado en Maserati.

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Aquel motor se probó con una notable satisfacción entre todos los implicados en el Osca Maserati - Ducati, pero los problemas financieros de Maserati llevaron a la marca del tridente a cancelar su proyecto de competición y el V8 de Ducati nunca llegó a correr. Aquel motor se quedó montado en un soporte y almacenado en las instalaciones de Bolonia para caer en el olvido, o casi...

Este asombroso propulsor es parte de la historia viva de Ducati y actualmente se encuentra en propiedad de Giorgio Monetti, un ávido coleccionista que junto a Leopoldo Tartarini, dieron la vuelta al mundo con una Ducati 175 TS entre septiembre de 1957 hasta septiembre de 1958.

Un motor que más que una obra de ingeniería hoy es un superviviente que nos recuerda cómo una pequeña marca de motos puede soñar a lo grande y casi conseguir todos sus propósitos. 

Fuente: MotorPasión.

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