miércoles, 19 de septiembre de 2018

Gixxer overhaul

Y comienza la temporada de mecánica zen cuando Antonio, de Monkey Road Performance, me sugiere que le apoye en la realización de una tarea inusitada: reglaje de válvulas de una GSXR 750 del 2010. Acepto encantado la propuesta. Estas son tareas agradables que, aunque no revisten gran profundidad mecánica, supera lo que un señor aficionado haría en su garaje.

La verdad es que hay mucho miedo a abrir un poco más allá de lo necesario para el cambio de aceite, bujías o filtro de aire, pero esto es como todo: una vez que empiezas, hay que acabar; cortando cojones se aprende capar; etcétera. No es tan fiero como lo pintan, todo hay que decirlo, pero hay que tener espacio, tiempo, herramientas, ganas, y un mínimo de conocimientos.

Lo primero es comprender qué es un reglaje de válvulas, para qué, porqué, entender la distribución (árboles de levas, cadena, cigüeñal y la relación de unos elementos con otros). Lo siguiente es acceder al manual de taller de la moto en cuestión y empaparse bien del procedimiento "oficial", las tolerancias permitidas, el orden de aflojar y reapretar, y algo muy importante: los pares de apriete de los tornillos más delicados.

La primera vez se tarda mucho, porque se revisa, se mira y se remira todo una y mil veces. Se debe comprobar cada paso minuciosamente. Es normal que la segunda vez se tarde menos de la mitad, pero nunca hay que dejar de prestar mucha atención, porque estas motos llevan mucha electrónica, hay miles de cables, conectores, sensores, tubitos... uno mal puesto y el motor dará innumerables problemas que para resolverlo habría que desmontar todo de nuevo. El horror.

Al turrón. Levantamos depósito y caja del filtro de aire, y esto es lo que veremos:


Debajo de toda esa maraña de tubos y conectores se encuentra la tapa de la culata... Mother of The Beautiful Love!!!
Para acceder a los árboles de levas hubo que desmontar previamente los siguientes elementos: depósito de gasolina, caja del filtro de aire, carenados laterales, radiador de agua, cuerpo de inyección, servo de la válvula de escape, y un sin fin de gomas, tubos y cables. 

Finalmente uno se encuentra con lo siguiente:





En estas dos últimas imágenes ya hemos quitado los puentes que sujetan los árboles de levas, que llevan veinte (20) tornillos y hay que aflojarlos en un orden determinado (menos mal que que los ingenieros japos tuvieron la ocurrencia de numerarlos), y el árbol de levas de las válvulas de escape. 
Previamente habíamos usado unas galgas para medir el juego de las dieciséis válvulas, encontrándonos que las de admisión estaban perfectas; pero entre las de escape, tres estaban totalmente pisadas, y el resto fuera de tolerancias, por lo que hay que cambiar todas las pastillas de reglaje. Para ello hay que levantar el árbol de levas correspondiente y sacar unas cazoletas en cuyo interior se aloja cada pastillita por cada válvula. 
Se mide con un micrómetro el grosor de las pastillas y se hacen unas cuentas sumando y restando que nos da el grosor adecuado de las nuevas pastillitas para dejar todo como se debe. 

La moto tiene unos 50.000 km, muchos de ellos en tandas libres de circuito. Eso es bastante tralla. Suzuki recomienda revisar el juego de las válvulas cada 25.000 km...
En fin, bueno, cada uno hace el mantenimiento que le da la gana a su máquina. Por cierto, las bujías estaban para tirarlas...

El motor lo hemos dejado así, a la espera de obtener las pastillas que necesitamos, esperemos que no tarden mucho.

1 comentario:

  1. Te veo lanzado en el mundo de la mecánica, como bien has dicho teniendo sitio y herramientas la tarea ciertamente es agradable para el que le gustan estas cosas, te ha faltado un refrán: "con buena picha, bien se jode"

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