domingo, 18 de marzo de 2018

reparando entuertos

Caso: motocicleta usada en autoescuela para enseñar a alumnos. Mucho uso de muchas manos distintas, siempre en ciudad, con todo tipo de clima. Multitud de kilómetros, y muchas revisiones no siempre en el mismo taller. Tarde o temprano, antes o después, ciertos desastres hacen aparición, como la rosca pasada del tornillo de vaciado del cárter. 

Esta tarea puede ser engorrosa en según qué motor, pero hemos tenido suerte porque la GS500 permite desmontar una tapa en la parte inferior, y así podremos trabajar límpiamente sin problemas.


Solución: varias, pero se ha escogido en este caso pasar un macho para atornillar un casquillo que, a su vez, tiene una rosca en su interior para alojar el tornillo original. Esto exige aumentar el paso original en un par de milímetros. El tornillo de serie es de 16 mm de diámetro. Hay que agrandar la rosca dañada hasta 18 mm, con un macho especial. 

Se coloca la tapa en un tornillo de banco, con algún taco de madera o similar para no dañar el aluminio. Con cuidadín se comienza a girar el macho, que en esta ocasión hace la doble función de agrandar el agujero inicial y tallar la rosca para el casquillo que vamos a introducir:


Vista general del macho y el alargador con mango. Es un trabajito nada difícil, pero exige paciencia y tiempo. Se gira unos grados en el sentido de las agujas del reloj, y se vuelve atrás. Un poquito más cada vez. Y así, poco a poco, se va comiendo material y se ve claramente por la cantidad de viruta que sale. Cada poco le voy echando un poquito de lubricante.


Vista posterior donde se ve más de medio macho ya fuera por el otro lado, y bastante ralladura del aluminio:


Cuando se termina de pasar el macho totalmente, se limpia todo bien, se enrosca el casquillo embadurnado en fijador extrafuerte y se aprieta con cuidado. 
El resultado es satisfactorio. Una vez limpio se vuelve a colocar la tapa en la moto, y queda mejor que nuevo:


La moto queda lista para miles de kilómetros más, y resistirá unos cuantos cambios de aceite más, sin duda.

Eso sí, hay que ir a la causa del problema, cosa que a mí me gusta analizar siempre. Me gusta saber porqué se rompen las cosas. Unas veces es por defectos de material, por un diseño nefasto, pero hay que reconocer que la mano del hombre está la gran mayoría de las veces detrás. 
El profano no mecánico tiende a apretar en exceso, siempre. Y algunos mecánicos profesionales también. Eso es un error. Los tornillos y tuercas tienen su par de apriete recomendado, y siempre es mejor quedarse corto y no pasarse, y en piezas que afecten a la seguridad hay que tirar del manual de servicio y apretar lo que dice el que lo diseñó. 
Hay muchos que piensan que el tornillo de vaciado hay que apretarlo a muerte, "para que no fugue", y se ahorran así cambiar la junta de cobre o aluminio que cuesta 5 céntimos...

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