Lo corto, lo breve, lo escaso.
Y mientras otros celebraban algo, no recuerdo bien el qué. Ni mucho menos el porqué.
Hace frío, me dije. El Sol se pondrá pronto, advertí. Son días de tráfico intenso, me auto susurré en mis adentros.
¿Y?
Sólo arrancarla, sentir el ronrroneo, la vibración, el calor, el nervio... me emociono.
Una hora para subir, otra para bajar. En medio, un cortado en la venta de siempre, mientras la rubia espera tranquila en el párking. Sola. Valiente. Caliente.
Breve, pero intenso, como un buen café cortado español, de esos que uno sólo se puede tomar aquí, o en Portugal, o en Italia. En pocos sitios más es igual de sensacional.
¿Qué tendrá el café? ¿Qué tendrán las motos?
Obras, camiones, un tractor con el remolque volcado poco antes de llegar a Beas, alguna humedad subiendo el puerto de Zalamea. Una Honda Paneuro me saluda al pasar. Algún tonto en la autopista.
Sin más particulares, dejo a la italiana en el garaje, bien segura con sus dos candados y bajo la funda, escondida de ojos indiscretos. Aún así, la miro una última vez antes de cerrar la puerta del trastero. Ella lo merece... me hace tan feliz!!!
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