viernes, 2 de junio de 2017

la dualidad


Hay días propicios y otros que no lo son tanto. Y aunque esta afirmación es aplicable a casi todo en la vida, cuando nos referimos a la práctica de deportes náuticos es más obvio y acusado.

En el mar jugamos con unas variables que no podemos controlar, no son susceptibles de manipular, y a menudo somos incapaces de elegir las condiciones. Lo que hay es lo que hay, lo tomas o lo dejas.

Si en tu spot habitual no se puede, debes estar dispuesto a hacer muchos km en busca de otro sitio que presente un panorama más factible, o bien rechazar la idea de aprovechar ese día.

En mi experiencia, soy capaz de extraer enseñanza, y casi diversión, de la peor de las condiciones de mar y viento, aunque reconozco que cuando la cosa está buena… está buena!!

Hay que meterse ahí y bregar con vientos directamente onshore, corrientes que anulan el viento aparente, rompeolas asesino difícil de superar, mar desordenado y choppy que convierte la superficie del agua en un verdadero patatal impracticable… No me entusiasma eso, pero te enseña a aprovechar lo que tienes, y mejoras a base de luchar, adaptarte, y buscar el momento adecuado para tal o cual maniobra.

Esta semana tuvimos un lunes un poco aciago, con dirección de viento medio mala, justito para 12 metros y mucho choppy, añadiendo corriente en la orilla. Llegué a preguntarme un par de veces “¿pero qué coño hago aquí? Esto no tiene sentido, no estoy disfrutando nada”. Aún así, a base de insistir, descubrí que si ceñía bastante y volvía al largo cerca de la orilla, donde no estaba la superficie del agua rizada, podía aprovechar para surfear. Eso es lo que hice. Me divertí.

El martes fue todo lo contrario: mejor dirección de viento, y un poquito más fuerte; mar más suave y ola un poco más ordenada, dentro de lo ordenado y mal formado que suele estar en Punta Umbría… Fue una tarde magnífica con la 12 de nuevo, una cometa que cuanto más la uso más me gusta (Ozone Enduro V1), y no deja de sorprenderme lo bien que va tanto en olas como en freeride.

El miércoles la cosa no pasó de 8 ó 10 nudos. Vino conmigo mi pequeño cuervo Pepe, que quería probar a coger unas olas. Una pena que ese día no entrara nada de swell, y se tuvo que dedicar a pasear y tomar el sol mientras yo evolucionaba feliz con el foil y, sí, lo han adivinado, la 12 otra vez. Encantado de poder usar esa cometa con tan poco viento, es un plus de manejo frente a la Contra de 15 metros, más torpe y lenta en las transiciones y giros. Ya soy capaz de ir con menos metros para un mismo viento dado, lo que me indica que voy aprendiendo a sacar buen provecho de las posibilidades de ese aparato, que aunque al principio presentó afiladas garras y dientes asesinos, poco a poco nos vamos haciendo amigos.

Parece que hoy jueves la cosa ha estado bien otra vez, pero preferí descansar un poco y acompañar al limitador de velocidad en una visita médica.

Todo este rollo para señalar aquello de que es necesario pasarlas canutas a veces para aprender a apreciar más los días buenos. Pasa con todo. Es parte del yin y el yang.

Resultado de imagen de yin y yang

Es la vida misma.

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