Cada generación cree que la siguiente acabará con todo. Yo mismo he pensado tal cosa muchas veces, incluso lo hemos llegado a comentar entre padres inexpertos cuando vemos lo que nos rodea.
Pronto hemos olvidado que nosotros una vez fuimos jóvenes y estuvimos un poco locos... Ahora ya no somos tan jóvenes, y algunos seguimos tanto o más locuelos.
Pero vemos cosas que pasan, y nos enteramos. Antes no era así. Pero hoy día, a través de las redes sociales, internet, los grupos de mensajería instantánea... uno tiene conocimiento al momento de lo que ocurre. Es difícil establecer un filtro sobre lo que nos llega, y a menudo uno termina por no hacer caso casi de nada... pero las sensaciones, el desasosiego creado, permanecen.
Vinieron a ver un partido de fútbol cuatro amigos de mi primogénito a casa. Me temí lo peor, dado que soy muy celoso de la tranquilidad de mi hogar, y mi tiempo y solaz son sagrados.
Sin embargo, en vez de jaleo, alboroto y bullicio, me encontré con unos chicos de 16 años que sabían comportarse, no alzaron la voz ni para cantar los goles, incluso no permitieron que les invitara a pizzas y se las pagaron ellos!!!
Cosas así no me pasan todos los día, son tranquilizadoras para mi espíritu, normalmente muy torturado.
Veo futuro, un devenir posible y feliz. Y libre.
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