Dos antiguos miembros del grupo trail de Huelva, Javi y Enrique, se han podido unir hoy en la pequeña aventura que hemos protagonizado, desde Moguer hasta Almonte casi directamente, y la vuelta pasando a la parte más anortada, más arriba de la autopista del Quinto Centenario.
Como siempre ocurre en las rutas del Condado, la arena ha hecho su aparición estelar varias veces:
Algún tramo era una verdadera trampa con la que había que tener cuidado. Enrique las pasó canutas con su XT, la moto más pesada y cabezona del día.
Para variar, mi LC4 no ha causado motivo de queja alguna. Sigue portándose magníficamente, y aprendo mucho con ella: noble, potente, fácil, fiable y poco gastona. No se puede pedir más. Es un producto cojonudo, y creo que le sacamos un buen rendimiento.
Antuan feliz, como siempre. Le gustan todos los tipos de terreno, como a mí.
Entre pinos y arena, la mañana pasa rápido. ¡Qué gozada!
Una pausa viene bien para tomar aire y comentar algún paso más complicado. Risas, alegría, felicidad. Juntos vamos avanzando sin mayor problema, ayudándonos cuando es preciso. Javi lo está disfrutando a lo grande, viene desde Ayamonte, y se ha recorrido toda la provincia para compartir estos momentos con nosostros... ¡bravo, amigo!
Paramos en Almone para tomar un buen desayuno que nos ayude a reponer fuerzas.
A partir de ahí ya no me entretengo más en sacar inmortalizaciones en dos dimensiones, me dedico a disfrutar de la conducción pura, con un tramo casi final rodeando el embalse de Candón muy divertidísimo, que Antuán y yo hacemos a ritmo bastante alegre, como nos gusta: curvas cerraditas, subidas y bajadas entre piedras y charcos, derrapes, apuradas de frenada, alguna levantada de rueda. Pura diversión.
Pura vida.
Pura libertad.
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