No es la primera vez que recalo en Posada Finca la Fronda junto a toda la familia.
Abuelos, hermanos, sobrinos, primos... todos hemos pasado unos días muy buenos en la sierra de Alájar y aledaños.
No hablaré de nuevo sobre el alojamiento rural, que ya comenté hace años, en cambio prefiero en esta ocasión hacer referencia a vivencias y momentos.
Los mayores hemos disfrutado, pero los niños lo han hecho mucho más, sin duda. Las posibilidades que ofrece este entorno para conocer de primera mano la naturaleza en todo su esplendor son casi infinitas. El invierno no es muy duro por aquí, y todo está verde y frondoso, los senderos tienden a cerrarse y quieren desaparecer, los animales están alegres, los riachuelos corren aquí y allá.
Realizo tres rutas de senderismo, algo que nunca practico (quizá pienso que me vendrá bien cuando sea mayor...), pero que me ha reconfortado muchísimo. Uno se integra en el bosque que le rodea, y tiene tiempo para pensar aunque no quiera...
Me busco la vida para que no sean muy exigentes, ni en distancia ni en inclinación positiva del terreno, jejejej
Les comparto unas pocas instantáneas de un paseo que hice en solitario desde la posada hasta Alájar:
El musgo nace de los muros de piedra que sirven para delimitar las lindes de algunas fincas:
Muchos tipos de árboles se pueden ver, ciertamente viejos la mayoría, lo cual me ilusiona y alegra. Las fincas en su mayoría se dedican a la explotación hortofrutícola o a la crianza de aves o cerdos.
Enseguida llego al pueblo de destino, donde veo algunos carteles señalizando los senderos. Toda la zona está llena de éstos, son fuente de turismo para toda la zona, pues estos pueblitos viven casi en su totalidad de la explotación de los negocios derivados del mismo.
Esto es lo primero que uno ve cuando entra en Alájar viniendo del sendero desde Linares de la Sierra, calles que suben y bajan, y el eterno empedrado del suelo que es denominador común de todas las localidades serranas:
El resto de mis familiares están oyendo misa. Yo no. Me dedico a pasear, maravillado, y encuentro cosas curiosas como esta párvula oficina de Correos:
Pero más reducido aún es su horario de atención al público:
Y así sucesivamente... Para terminar este resumen muy muy escueto de lo que ha sido el fin de semana, les dejo una de las reproducciones de Botero que puede encontrarse en el aseo para caballeros en la posada referida:
A los más pequeños les hizo mucha gracia, igual que todos los demás cuadritos del mismo autor.
En fin, solo quiero y espero repetir estas experiencias muchas veces.
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