Esto que ven a continuación es una maneta de embrague partida. Le falta la "bola" y los últimos dos o tres centímetros del extremo, que son poca cosa en lo que a material se refiere, pero importantes para tener buen tacto y también seguridad en no clavártela en caso de accidente.
El motivo de su rotura es la caída de la moto durante una maniobra harto complicada. Manda huevos!!!
Toda la mañana haciendo enduro, el cabra, el bestia, por trialeras, riachuelos, arenas, fango, charcos, losas de piedra, ramas, estrecheces, túneles... y dando la vuelta en medio de un camino ancho pierdo pie (cosas del paticortismo ibérico) e inevitablemente mi adorada 690 toca tierra por primera vez.
Su desvirgamiento acaba con el estado impoluto del extremo del manillar, y también con la maneta. Lo demás sigue intacto. La moto tiene genes de campo, y en estas cosas se nota.
La mañana ha sido intensa, es la primera vez que hago el enduro de Lepe con este aparato, y es tarea ardua, complicada a veces, dura siempre. Tenemos que parar a menudo para coger aire, no estamos acostumbrados al esfuerzo de mover 150 kg de esa manera.
Este ha sido el remate de la zona de enduro:
Después de la cerveza y la tapa de ensaladilla, volvimos por los pinares de Aljaraque, pasamos del enduro a un trail rapidito entre arenas, caminos más anchos, charcos y mucho verde a nuestro alrededor. Buen ritmo, derrapes, algún caballito para pasar a una rueda sobre el agua y regatos varios; subidas de repechos como si no hubiera mañana, y cosas propias de la zona. Muy divertido.
Al final, tocaba como siempre pasar a lavar las máquinas. Hoy se han portado de maravilla, y eso que les hemos exigido.
Como si nada hubiera pasado, preparada para el próximo asalto:
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