viernes, 3 de febrero de 2017

Café

El primero de muchos cafés que espero tomar con la rubia. 
La recuperación de sensaciones casi olvidadas. La adaptación de la musculatura, de su memoria... las muñecas y la espalda no son lo que eran hace doce años, cuando disfrutaba a lomos de la hermana mayor de la que hoy me acompaña, pero como siempre digo, "a todo se acostumbra uno", es cuestión de práctica y no rendirse.

Un corto paseo hasta la playa más cercana, la escusa perfecta para sentir el viento, el bramar del motor único, la soledad de un atardecer de invierno con un café pequeño de tamaño pero fuerte en su intensidad, como la máquina que me llevó hasta el famoso chiringuito.

Un cortado, le digo a la siempre simpática camarera. Café cortado, una dosis de concentrado sabor con la mancha justa de leche para darle un sabor algo distinto. Toda una metáfora muy adecuada para el momento vivido.

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