Aquí los ocho en la obligada parada para desayunar, hecho que tuvo lugar en Alosno, capital del fandango más onubense, donde no pudieron faltar unas buenas tostadas de pan de pueblo con buen jamón de la pata:
Ruta variada en la que comenzamos con bellos pinares y tramos de arena. Un poco de fango, pistas rápidas, otras más reviradas, bosques de eucaliptos, muchísimos charcos.
Aunque bajo el casco, se me puede ver muy feliz:
Esta es la típica parada para hacer pipí, echar un pitillito, y porqué no, también reirnos de pequeñas anécdotas que se van sucediendo a lo largo de la ruta.
Motos ha habido desde una 2T de 300, hasta BMW F800GS. Lo más abundante han sido las polivalentes y fantásticas monocilíndricas de cilindrada media, como la 690R de Antuán:
En la siguiente instantánea vemos la Gasgas 300 y una Suzuki DRZ400E, las más endureras, que también son capaces de acompañarnos en rutas de largo recorrido:
Finalmente, al llegar a Huelva y lavar las motos, Lillo se da cuenta de que se le ha vuelto a romper (por segunda vez) el guardabarros trasero, dando lugar a que se ponga perdida de barro la zona donde va la batería, otros componentes eléctricos, las herramientas...
Tras una observación somera del hecho, descubro que ha sido motivado por el roce y golpeo de la rueda con el guardabarros al hacer tope la suspensión, cosa que no debería pasar. Mi veredicto es que el tope de goma que tiene el amortiguador se ha estropeado o roto. Veremos qué le dicen en el taller. Menudo mosqueo llevaba, y eso que es difícil que el Lillo se enfade...
En resumen, y quitando el suceso de la XT de Lillo, y que el lepero se tuvo que ir a mitad de ruta aquejado de dolores de espalda y para cumplir con compromisos familiares, todo ha salido bien, hemos disfrutado muchísimo, el tiempo ha acompañado, y el campo está realmente bonito.
Ahora tengo un viaje en lontananza para el próximo fin de semana y no podré coger la KTM, pero haremos otras cosas.
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