martes, 6 de diciembre de 2016

Alone in the trailside

Parece que esta temporada no hay modo de ponerse de acuerdo para salir en grupo.
Este puente, que comenzó muy pasado por agua, nos dejó ayer y hoy unos días espectaculares, con mucho sol, buenísimas temperaturas (primaverales, para estar en camiseta al aire libre), y un campo la mar de bello y aprovechable. 
Aprovechando la ocasión de pasar el día en la finca de unos amigos en alguna parte entre Niebla y Valverde del Camino, decidí hacer el trayecto por pistas que ya conozco, en solitario, y reunirme allí con mi familia y mis anfitriones.


Cuando más bonita se ponía la cosa, y esperando llegar en breve a un sitio estratégico para lanzar un par de instantáneas de las que quitan el sentío, me topé con un rebaño de vacas, con dos o tres ternerillos en medio del camino. Ya se sabe que una vaca, por mansa que sea, puede reaccionar de mala manera si considera que su prole es amenazada. 
A pesar de que pegué acelerones, toqué el claxón, les grité... Hasta paré la moto, me bajé y di un pequeño paseo por los alrededores para darles tiempo y que se movieran del sitio... Nada. No hubo modo. No pudiendo rodearlas por lo abrupto del terreno, decidí cicunnavegarlas usando el mapeado de mi modesto Garmin, con cierto éxito, pues aunque me perdí la parte final y más bella del recorrido, llegué a buen puerto haciendo los últimos kilómetros por buena carretera.
No obstante, me topé con numerosos charcos y tuve que cruzar algún riachuelo:



Como estamos en temporada, lo propicio fue un arroz con setas, maravilla culinaria, aderezado previamente con ricos quesos, lomo y demás. Muchas gracias a Pedro y Pilar, siempre atentos, solícitos y amables, compartiendo todo lo que tienen:

Para quitarse el sombrero, verdaderamente
En la sobremesa, y antes de que nos quedáramos sin luz, las mujeres con los niños se fueron a una finca vecina en busca de más setas para traernos a Huelva, ocasión que aprovechó Pedro para enseñarme un poco la zona, y como tiene una buena máquina, no pude rechazar el ofrecimiento:


Los pinares y olivos nos rodearon por doquier, con también alguna encina. Mucho verde, barro, pero buenos carriles en general, ideales para nuestras mototrails, que se desenvolvieron como peces en el agua.
Me quedé con ganas de más, pero ya el sol se estaba poniendo y aún tenía que volver a casa, cosa que hice por carretera sin el más mínimo problema.
Hacía años que no circulaba en moto por la noche, y he tenido mucha suerte por tener una temperatura fácilmente soportable y con poco tráfico.

A continuación, una muestra de la recolección vespertina, consistente en espárragos y níscalos:


He visto muy bien a Pedro sobre su 690, y me propongo repetir la experiencia próximamente. Mientras tanto, a ver si hay suerte el próximo fin de semana y puedo salir con el grupo trail de Huelva, que ya va siendo hora. Joder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.