Hoy tenía previsto hacer otro tipo de ruta para inaugurar la temporada trail, que ya es hora. Pero una mala noche, y amanecer con dolor de cabeza, no es el mejor modo de encarar un supuestamente placentero paseo en moto en el "fuera de carretera".
Así que me volvía a acostar, y me levanté dos horas más tarde un poco más repuesto. Tomarme medio Espidifén, tostada y café, me convierten de hecho en un ser humano digno de tal nombre, y por fin decido ponerme las botas (tras un rato buscándolas porque no estaban donde yo las dejé la última vez, allá por el mes de Mayo...).
Voy solito, lo que nunca es buena idea cuando se trata de internarse en el lado oscuro, pero me lo tomo con mucha calma, probando las nuevas ruedas de tacos.
Decido explorar la zona del enduro de Lepe, que antaño recorrí muchísimas veces en bici, y aunque la mayoría de los senderos siguen donde estaban, he visto que otros se han cerrado por la vegetación por la falta de circulación. El mundo de los senderos está vivo, unos nacen y otros mueren, el campo es vida, y la vida siempre se abre paso. Aún así, algunos que se hacen llamar ecologistas despotrican y hablan de cosas que no conocen de primera mano, incluso se atreven a imponer sus necias conclusiones desde la comodidad de un sillón en cualquier organismo bien mantenido por nosotros, los paganos a la fuerza. Pero ese no es el tema de hoy.
El tema de hoy es que es increíble el pedazo de día que ha hecho, un bello sol y mucho verde, aunque me hubiera gustado un entorno con más humedad. Se nota que ha llovido poco, apenas nada.
La moto, como siempre, fenomenal. Cada día más contento, todo es fácil con ella. Como iba en plan lone rider, tampoco me he querido meter en temerarias acciones endureras, aunque me he hecho el valiente en un par de ocasiones, saliendo airoso de unas subidas empinadas que no veía muy claras. Pero la 690 tracciona mucho si se sabe ser fino con el gas, aprovechando el par del perolo a bajas revoluciones.
Aunque algunos se quejan de las suspensiones, yo no pongo pegas. Será que no soy un exquisito. Será que otros se la cogen con papel de fumar y a lo mejor lo que hubieran querido es una EXC 350.
Un poco de singletrack, a baja velocidad, disfrutando del entorno |
En el tren delantero, ahora con Metzeler Unicross, sí hay una clara mejoría en el campo: mejor direccionalidad, más agarre tanto en frenada como en curva. No obstante, en carretera la moto se ha tornado nerviosísima a partir de 110 por hora, cosa inédita con los Sahara. Todo no se puede tener, y con los neumáticos siempre estamos en un mundo de compromisos, y lo que ganas por un lado lo pierdes por otro.
En suma, una muy placentera manera de tomar contacto con lo marrón, aunque me hubiera gustado más ir acompañado y compartir esos momentos fantásticos. Deseando tocar otros terrenos, sobre todo arena, y aprender a sacar provecho del inmenso potencial que la KTM ofrece.
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