Después de unas semanas cargadas de calor, vientos muy flojos, y aventuras varias, por fin puedo mostrarles una imagen de acción con mi hidroala.
Con vientos entre 5 y 7 nudos, me ha permitido dar un paseo satisfactorio esta tarde, en total soledad. Mis compañeros foilers hoy no estaban disponibles.
El hydrofoil es una alfombra mágica, hace posible lo imposible, y con el tiempo uno acaba adquiriendo cierta pericia para mantener la cometa en vuelo incluso con esas levísimas brisas. Hay que ver para creer, tocar para tener fe. Rodeado como estoy de tanto Santo Tomás del kite, desde muy pronto fui un convencido de las capacidades del material contemporáneo para aprovechar el low wind. Y el low wind es algo muy común en nuestra costa, y más en verano.
No en vano, la semana pasada pude navegar cuatro días. Es una pasada, teniendo en cuenta que el día que más sopló pudo hacer 7 u 8 nudos, y que ayer, domingo, estuve fuera.
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