jueves, 29 de septiembre de 2016

El rango

Llevo poco en esto del kite, apenas un pestañeo. Pero un deporte tan joven, tan tan joven, ha tenido, tiene y tendrá una gran evolución por delante.
Los diseños de las cometas mejoran cada año, nuevas gamas llegan a los usuarios que demandan características determinadas para sus condiciones especiales, nuevos materiales, evolución natural en los diseños, sistemas de seguridad...
Con las tablas la cosa ha sido más lenta, pero es indudable que hay una búsqueda constante de prestaciones: tablas más ligeras, resistentes, que deslizan mejor. Tablas para surf específicamente diseñadas para ser usadas con una cometa, reforzadas, maniobrables y resistentes para la nueva ola (nunca mejor dicho) del freestyle strapless, sólo para los más locos o freaks (o ambas cosas).
Es la evolución.

Lo último en llegar ha sido el hydrofoil, un invento que ya es antiguo, como conté en este mismo bloc. Aplicado a una tabla de kite, con las ventajas para crear viento aparente que tiene una cometa y que ninguna otra vela puede ofrecer, se ha convertido, de la noche a la mañana, en una manera asequible, divertida y emocionante de navegar con brisas que rayan lo ridículo.
Estos últimos días, ya no recuerdo cuántos seguidos, hemos navegado a diario. Si no lo hemos hecho, ha sido por no querer, o no cuadrar horarios, nunca por falta de condiciones. Y eso es algo alucinante, tratándose de una actividad que depende de los elementos.
Hace tres o cuatro días, lo hicimos con cinco nudos. Ayer con más de cuarenta.
Es imposible, por tanto, que no tengamos estas caras de felicidad:


Celebrando el último recorrido con los foils.

Disfrutando del sunset en la vuelta tras la navegada.
Este es el efecto de 40 nudos de Levante en Caños de Meca
Fin de la sesión, celebración garantizada!!

Faro de Trafalgar al fondo. Foto invertida por cortesía del celular de Diego, el macarra de la derecha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.