Una navegada más en compañía de mi pequeña familia de riders más allegados. Mi fiel y querido Julen, el locuelo de Diego, el gran maestro (oh, Gurú del Viento, AKA Hombre que Susurra a las Cometas) Manolo Oliverira, y por supuesto mi primogénito Manu. Este ha sido uno de los mejores momentos kiter del verano, casi al final o verdaderamente al final de la temporada, con un Mosquito apenas visitado por nosotros solos. Da igual, en unos días no habrá chiringuito, ni verano, pero muchos de esta foto seguiremos en la brecha, dando caña en las procelosas y borrascosas aguas de Huelva, rindiendo al máximo:
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