Saber matemáticas, o química, o la lista de los reyes godos.
Estudiar la carrera de Derecho y tragarte doce asignaturas que no sirven absolutamente para nada. Acabar la carrera y no saber redactar una demanda. Aprender Derecho cuando comienzo a trabajar en el ramo.
Darme cuenta de que el 80% de los que me rodean no saben escribir correctamente, y que menos del 10% de la población lee con regularidad. ¿Por qué tanto esfuerzo para aprender a escribir correctamente? ¿De qué sirve el análisis sintáctico? ¿Para qué empeñarse en enseñarnos a redactar, a componer? ¿Dónde están los resultados?
Y la creatividad, esa se fue bien pronto al carajo. En tercero o cuarto curso de EGB ya nos la habían cercenado. Y a cambio, a meter con calzador lecciones aprendidas de memoria para exámenes, que olvidábamos a los dos días.
No veo el sentido. No lo veía entonces y ni mucho menos lo veo ahora. Pero veo que a pesar de las décadas, el sistema no ha cambiado. Y eso que hay muchas corrientes logopedas, y hay sicólogos, y ayudas, y orientadores, y todo tipo de especialización. Pero es inútil.
La sensación de que vivimos rodeados de la ignorancia es tan grande, que sólo es superada por la falta de espíritu de la ciudadanía, la ausencia de capacidad de superación, la más infame estulticia y falta de raciocinio está por doquier.
Está claro que el sistema no funciona... o precisamente funciona tal y exactamente como quieren. Pero ¿quién lo quiere? A mí, estas teorías de la conspiración, de los poderes fácticos, no me van mucho. Mi idea es que se ha llegado a este sistema porque es barato, es fácil para maestros y alumnos, crea autómatas para que la sociedad siga su marcha, y ya.
Nos enseñan a endeudarnos, nos meten las tarjetas de crédito y los micropréstamos en horario de mañana para que lo vean las amas de casa. Nos preparan para estar siempre insatisfechos y querer más y más, y gastar aunque no haga falta, y para gastar hay que tener, y para tener más hay que trabajar más. Y de repente te das cuenta de que eres un esclavo.
A veces pienso que un troglodita, un hombre de las cavernas, vivía mejor que nosotros. Desde luego trabajaba mucho menos. Y no tenía unas necesidades ficticias que sostener. Estoy seguro de que eran, a su modo, felices. Como lo es un perro o un gato hoy día: sin más preocupación que llevarse algo a la boca y buscar abrigo cuando hace frío.
Un buen sistema educativo tendría que prepararnos realmente para la vida. Deberíamos recibir una verdadera y estricta educación vial, ya que conducir se ha convertido en una parte muy importante en nuestras vidas, y es algo muy serio que se ha descuidado durante mucho tiempo.
Nos deberían enseñar primeros auxilios, algo de medicina básica, lo mínimo para hacer una RCP de emergencia, curarte un corte, inmovilizar una fractura, cosas básicas que pueden salvar una vida.
Cocinar, pequeños arreglos caseros, y por supuesto filosofía. Mucha filosofía y no lo de ahora, que es de risa.
En el fondo, me da la risa. A menudo.
Te doy la razón en muchos de tus argumentos, a mi me repatea soberanamente que la gente de las cosas por ciertas solo por que lo vió en televisión o lo que es peor, en el Facebook o el youtube, para cagarse vamos...
ResponderEliminar