La reeducación, sin voluntad por parte del sujeto, y más si implica de salir de la zona de confort, es algo muy complicado.
Últimamente, el grupo de wasap de los traileros echa humo. Hemos tenido una incorporación múltiple desde una ruta que convocó Zanzon. Aún así, cuesta trabajo mover a la gente si el clima amenaza con demasiado calor, polvo, frío o agua, los enemigos naturales del motociclista.
Está claro, uno hace estas cosas para disfrutar, y si piensa que vas a sufrir, mejor quedarte en casa...
Últimamente, el grupo de wasap de los traileros echa humo. Hemos tenido una incorporación múltiple desde una ruta que convocó Zanzon. Aún así, cuesta trabajo mover a la gente si el clima amenaza con demasiado calor, polvo, frío o agua, los enemigos naturales del motociclista.
Está claro, uno hace estas cosas para disfrutar, y si piensa que vas a sufrir, mejor quedarte en casa...
De los cinco que estábamos apuntados a priori, finalmente sólo quedamos dos. El incombustible Antuán, sin duda alma máter del grupo, principal animador y creador de rutas, él no podía faltar. De modo que entre los dos confeccionamos un track más que entretenido.
Lo pasamos bastante mal, como se puede apreciar en la siguiente instantánea:
En todo el día nos llovió durante más o menos un minuto. Un sol radiante y primaveral, y ausencia de frío, fue la tónica general de la mañana.
Algunos tramos con barro, pero muy llevadero, y charcos o riachuelos que hacían nuestras delicias. Jugamos como lo que somos: niños con juguetes caros:
Alguna parada para comentar paisajes, pasos técnicos, o simplemente echar un pitillo y unas risas:
La inexplorada ruta Murdockiana 2015 nos prestó un tramo bello, simpático, delicioso. A Antuán le encantó, pero él qué va a decir: le mola el endutrail tanto como a mí, y no se arredra ante nada. Claro, es fácil hablar así cuando uno lleva una máquina tan fantástica como las nuestras:
Un tramo de verdadera adenalina, con rectas en las que sacar provecho de la caballería de las LC4, y en las que era más fácil pasar a una rueda a gran velocidad sobre los charcos, que esquivarlos:
La parte final nos llevó a cruzar una vez más el Tinto, algo que ya carece de secretos para nosotros:
Ahora toca plasmar uno de los momentos más esperados de toda ruta, el desayuno, ocasión propicia para todo tipo de comentarios sobre divino y humano, críticas hacia los que no vinieron, alabanzas a las motos, y la ingesta de cosas propias de la tierra para reponer energías y prepararnos para lo venidero:
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