domingo, 7 de febrero de 2016
The hateful eight
La esperada por muchos, o al menos por mí sí, octava creación de Quintín Tarantino, protagonizada por algunos de sus habituales colaboradores que ya hemos compartido, complacidos, en anteriores trabajos, me ha producido sensaciones decepcionantes.
Sí, "Los odiosos ocho", empezando por el título anodino y carente de imaginación, y además que se puede estar de acuerdo en el calificativo de dichos ocho, se configura como una película a la que se puede describir de muchos modos, pero dudo mucho que alguno de los adjetivos empleados sean de carácter positivo, lamentablemente.
Yo, que me tengo por fiel seguidor, y no sólo seguidor sino admirador de Quintín, he tenido que hacer malabares para poder verla aquí en Huelva, donde comprendiendo el tirón escaso de ese tipo de cine entre el vulgo populacho, el filme ha tenido escasa difusión y a horas intempestivas. No obstante, vista ha sido, y puedo hablar con conocimiento de causa.
Como digo, he visto todas sus películas, lo que tampoco es tan raro porque no son muchas. La mayoría las tengo en DVD original, y las visioné varias veces, doblada y en versión original. Y viendo lo que vi ayer, me pregunto si realmente ha la misma persona la que ha escrito y dirigido "Los odiosos...".
Lo único que se convierte en odioso es esa película, con exceso de metraje, que repite uno tras otros los clichés del género, con unos actores tan maquillados y escondidos detrás de barbas, grandes bigotes y sombreros, que es difícil atisbar algo de expresividad. El problema se agrava cuando la sangre los baña y los dientes salen volando, como ocurre en la mismísima Jason Leigh, que ni por ser una mujer y poder tener una cara más despejada, antes al contrario: con ella se ceba hasta límites grotescos en su desfiguración.
El apartado diálogos... por todos los santos!!!! ¿Dónde están esas divagaciones legendarias de Pulp Fiction, dónde los monólogos discursivos de Malditos Bastardos, por qué no hay la trama argumental compleja y apasionante de Jackie Brown? Etcétera.
La frescura de Reservoir Dogs está completamente ausente, así como sus diálogos y elegancia. Ahora tenemos un festival de brutalidad y sangre, de violencia a veces sin venir a cuento. Vale, la acción se sitúa en una época, un momento histórico, y en una américa profunda e invernal en la que, quizá, la violencia era el día a día.. de acuerdo. Pero ¿qué sentido tiene retratar eso hasta el punto de resultar hasta desagradable o inconveniente, y durante casi tres horas?
Desde el momento en que se reunen los ocho personajes en la mercería de Minnie (lugar de refugio, parada y fonda en un puerto de montaña de Wioming) como consecuencia de abrigarse y protegerse de una ventisca, ya se ve venir lo que va a pasar. No hay sorpresas, cada personaje cumple su rol sin fallar, todo es predecible, de principio y a fin, y además el autor y el título nos engañan... pero aún así no me sorprende: por algún sitio tiene que salir, aunque sea, alguna sorpresa que añada algo de picante, digo yo. Ese sucio truco es impropio de Tarantino, que no entiendo cómo se rebaja a realizar este bodrio.
Una peli que bien podría pasar por una serie B de calidad, pero que en ningún modo puede catalogarse como digna de estar en cartelera, y mucho menos de ser ensalzada y elevarla a la categoría de sus anteriores trabajos que quedan a años luz de la calidad de lo que tuve que sufrir anoche.
De hecho, me niego a calificarla.
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