Me levanto un sábado como otro cualquiera, pensando, oh, gran dilema que casi me ha quitado el sueño, en qué bici iba a usar para una rutilla entre senderos y pinos...
Así andaba yo, con mi café en tazón (grande, fuerte, de los que solo uso en fin de semana), cuando mi primogénito me sorprende pidiéndome venir conmigo. Oh!
¿Qué puede hacer un padre? Cuando tu hijo de casi 15 años prefiere pasar la mañana contigo dando pedales por el campo, ¿cómo resistirse? El chaval ha crecido bastante en los últimos tiempos, y ya está más alto que un servidor, por lo que la cosa puede ser más fácil de lo que pensaba: no hay que ajustar la tija, y hoy va a ser el día que pruebe los pedales automáticos por primera vez. Se los pongo en el punto más flojo para que sea más fácil meter y sacar la zapatilla con la cala, y palante.
Su adaptación es inmediata. No se ha caído por no sacar a tiempo las calas ni una sola vez. A mí me costó dos o tres costalazos en parado. Y duelen tela. Pero estos niños aprenden y se adaptan MUY rápido.
Para él la Santa Cruz, que creo es la bici que más le gusta, quizá por su color y aspecto agresivo. Yo escojo la Trek Sawyer, ese hierro de 29" que me encanta sobre todo por su estética y por su espectacular manejo, incluso en los senderos más intrincadamente revirados. Sorprende su capacidad de giro y de cambiar de dirección. Gary es Dios.
La ruta la hacemos a ritmo de paseo tranquilo. Manu no está muy en forma, y desde finales de verano no coge la bici. Pero es joven, tiene ganas, y es difícil borrar la sonrisa de su cara. Aprovecho la ocasión para ir de caminito a caminito en un día espectacular por el solazo que hace, que nos regala un mediodía templado y un campo en todo su verde esplendor.
Aquí el chiquillo subiendo por "la batidora":
Le voy contando el porqué de los senderos y su localización, cuando lo sé. Quién le pone los nombres y quién clava estos carteles en los pinos al inicio de los mismos:
Un par de veces hemos parado para beber algo de agua y comentar la jugada. Un descansito tampoco le vino mal:
Feliz y orgulloso, en un terreno idílico para el ciclosenderismo al que últimamente soy muy aficionado. Tremendamente agradecido por poder disfrutar de estos momentos:
Paraje chuli con estrecho caminito llamado "el solitario". Ya queda poco para llegar al final. Manu va dichoso:
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