En su día, hace ya cuatro años, hablé de mi primera Hei Hei. Costó tiempo, duras negociaciones, y por supuesto un buen puñado de euros por un cuadro irrepetible, genuino, único prácticamente en su especie.
El legado de Kona en el bicimontañismo es innegable, y la Hei Hei se erige, por aclamación del respetable y entendido aficionado, como el summun del concepto que, allá por los noventa, llevó a la marca al Olimpo de los fabricantes de bicicletas.
Kona, como todos en aquella época, hacía sus cuadros de acero, y en varias calidades diferentes para una gama cada vez más variada y extensa. Pero la punta de lanza de su artillería era un cuadro realizado completamente en titanio. Encargó su realización al constructor especializado en estas lides Sandvik Special Metals, que comenzó la producción de estas bellas creaciones en Julio de 1990. Durante los siguientes diez años, se harían 4.000 cuadros de titanio. Como pasa en estas cosas, cada año tiene sus peculiaridades, y pueden encontrarse leves diferencias de geometría o técnicas de soldadura, pero en definitiva todos son magníficos e increíbles.
Esta es mi neo-retro singlespeed montada a placer sobre un cuadro de 1994:
Con ruedas montadas a la carta, horquilla rígida de carbono, frenos Hope, pedalier de la extinta RaceFace, potencia y manillar asimismo de Ti, y sillín Flite de cuero naranja a juego con la decoración del objeto, esta máquina tiene un manejo fácil y perfectamente moderno. Su belleza es realmente superior, y da gusto admirar un verdadero cuadro de metal sin pintar, sin nada que esconder, con unas soldaduras perfectas, duradero, fiable, muy cómodo en marcha, y sobre todo ligero.
Me encanta, y siempre que hago una visita a mis padres, en cuyo sótano la guardo con celo, doy un paseo, aunque sea breve. Me da pena usarla tan poco, pero es que no tengo tiempo con tanto hobby, ni espacio para tenerla más cerca de mí.
Muchas veces bajo al susodicho sótano sólo para verla y admirarla.
Tengo suerte.
La suerte hay que buscarla.
Hei hei, en hawaiano significa "carrera".
Me encanta, y siempre que hago una visita a mis padres, en cuyo sótano la guardo con celo, doy un paseo, aunque sea breve. Me da pena usarla tan poco, pero es que no tengo tiempo con tanto hobby, ni espacio para tenerla más cerca de mí.
Muchas veces bajo al susodicho sótano sólo para verla y admirarla.
Tengo suerte.
La suerte hay que buscarla.
Hei hei, en hawaiano significa "carrera".