Siempre me gustó el mar. Con 17 años aprendí a disfrutarlo más y más gracias al windsurf.
Avatares diversos han hecho que finalmente lo abandonara, pero pocos son los días que paso entre las olas y el viento en que no me acuerde de lo fantástico que es.
Sirva este video como homenaje a tan espectacular vivencia en el pequeño bagaje que atesora mi memoria: